Más de mil almas rendidas en la grada. El marcador lucía un 25-24 estratosférico cuando el cronómetro estaba parado en los sesenta minutos. Una hora de juego de intensidad, garra, coraje, fe y dosis de calidad que brindó un Balonmano Zamora a una hinchada que cada vez es más numerosa y sufre una mayor adicción a este deporte. Los jugadores de García Valiente no se dejaron de un gramo de esfuerzo durante toda la contienda y la afición lo agradecía en cada acción, en cada parada de Miranda, en cada contrataque y en cada gol.

Además, al habitual derroche físico del MMT Seguros, esta vez se le unión el buen partido táctico que hizo el equipo de García Valiente y la victoria. Una victoria que hace quince días se escapaba por poco ante el Ademar de León y que esta vez se consiguió con un tanto agónico de Jortos sobre la bocina tras una parada previa de un imperial Alberto Miranda.

La hinchada apoyó al equipo durante los sesenta minutos, siguió a un speaker entregado, levantó al equipo cuando parecía noqueado en los últimos minutos y saltó de alegría con el gol de Jortos. Los centenares de personas del Ángel Nieto vivieron el último suspiro agarrados al asiento y lo soltaron con un estallido de felicidad cuando el balón entraba a la vez que sonaba la bocina.

El apoyo de la grada  volvió a ser vital para derrocar a un gigante como Anaitasuna que en todas las quinielas aparece como aspirante serio a ocupar plazas europeas. La afición de Zamora ya espera otra nueva batalla dentro de quince días para volver a pelear al lado del MMT Seguros y disfrutar con otra hora superlativa de juego y afán de superación.

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