La Asamblea Extraordinaria de Socios dejó pocas cosas claras, aunque algunas de ellas sí merecen la pena ser destacadas. Por ejemplo, que la deuda del Zamora a 31 de octubre de 2015 era de 302.797 euros. El cómo se ha llegado a ella volvió a generar debate. Especialmente activos se mostraron Maxi Martín e Isaac Macías, que aprovecharon el turno de ruegos y preguntas para tratar de defender su gestión. También participó en este debate el ex tesorero de la actual junta directiva, Bernardo Calvo, que también expuso su punto de vista. Todo para trata de demostrar, unos y otros, qué parte de la deuda le correspondía a ellos y cuál al vecino.

El otro ex presidente que hizo acto de presencia en la Asamblea, José María Casas, decidió no hacer ninguna aportación en ruegos y preguntas aunque dejó patente que la opción más correcta para el club no era la marcha de la actual junta directiva, tal y como hizo ver con su abstención en la moción de confianza. Por cierto, que todos los ex presidentes respiraron aliviados al no salir adelante la auditoría. No porque hubiera algo que esconder, sino por el engorro que hubiera supuesto sacar y encontrar papeles de hace diez años.

“Aquí no se trata de ver quién es el más alto, sino ver cómo somos capaces de sacar esta situación adelante” explicó el tesorero del club, Manuel García, que se mostró coherente durante todas sus intervenciones y recibió la enhorabuena de muchos socios a la salida por su forma de llevar la asamblea. En esas que los socios hicieron aportaciones poco productivas en los ruegos y preguntas, hasta que un abonado preguntó por cómo piensa pagar la directiva a los jugadores y el motivo por el que el club decidió apartar a Luis Pablos Flórez de la megafonía. La primera pregunta no supo responderse de forma clara y en la segunda se alegó “que se buscaba mejorar” con el cambio.

Varios jugadores del Zamora decidieron acudir a la Asamblea. Fueron en gran parte los foráneos, ya que los autóctonos saben cómo funcionan este tipo de asambleas y saben que salvo sorpresa mayúscula, nunca se sacan conclusiones claras. Los Vílchez, Nata, Josema, Edu Ruiz, David Álvarez o Jon Andoni acudían perplejos a la asamblea y más de uno miraba el teléfono móvil pensando en escribirle a su representante: “búscame equipo para Navidad”. Eso sí, otra de las novedades a resaltar y que podría dar un poco de tranquilidad a la plantilla es que Segismundo Ferrero se comprometió a avalar con su patrimonio las deudas de la presente campaña. Aunque no quedó del todo claro si solo las deudas con la plantilla, también con los trabajadores o también con los proveedores.

En cuanto a las iniciativas, pocas y livianas. El club sigue meditando si echar un pulso al Ayuntamiento en el tema del estadio y espera generar recursos con acciones que hasta ahora no han funcionado y con otra denominada “siete y media” que todavía está en proyecto. Al igual que en proyecto estaba la esperanza de algunos de ver cientos de manos levantadas retirándole la confianza a la directiva de Segismundo Ferrero. Pero llegado el momento de la verdad, ni uno solo de los socios levantó la mano cuando había que quitarle la confianza a Segismundo Ferrero y forzarle a una retirada o a celebrar unas elecciones.

Así, entre el refrito de los números, el asumir culpas, el lanzar balones fuera apelando al sentimiento ‘guerra civilista’ que existe en el entorno, el no levantar las alfombras en forma de auditorías, la ristra de iniciativas de enigmático resultado, la ausencia de manos alzadas para pedir la marcha de Segismundo Ferrero y un turno de ruegos y preguntas anodino y poco productivo, finalizaba una Asamblea Extraordinaria de Socios con muchos reproches, escasos cambios y pocas soluciones.

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