El Balonmano Zamora sufre, resiste y vence en un partido de pico y pala ante Lafuente Pereda

Los pistachos reaccionaron a tiempo y logran sacar una victoria agónica frente a un rival que no dio tregua

Balonmano Zamora-Lafuente Pereda
Balonmano Zamora-Lafuente Pereda

Fue como pegar un mordisco a una piedra, como intentar mover una roca de peso, pero más difícil fue aún frenar el poderío ofensivo de Lafuente Pereda, un equipo aguerrido, que va al frente de ataque sin miedo. Aún con todo, el Balonmano Zamora lo logró, con sufrimiento, insistencia y trabajo (35-31). Los pistachos siguen manteniendo la imbatibilidad en el Ángel Nieto y también el pulso al Balonmano Soria, que no falló ante el Vetusta Oviedo.

La Lafuente Pereda fue un más que digno rival, quizás el mejor que haya pasado por el coliseo pistacho, porque ofreció un espectáculo que ni en los multicines de la capital. Fue por delante en el marcador la mayor parte del partido, hasta que los pistachos, sostenidos por su público, sacaron la cabeza.

Al Balonmano Zamora le costó quitarse la legaña del ojo, pues tardó en carburar y no estaba nada lúcido en la toma de decisiones. Tampoco fue capaz de imprimir un ritmo alto en la circulación del balón. La Lafuente Pereda salió más enchufado, con más determinación y claridad. Habían pasado diez minutos de juego y los pistachos solo habían marcado dos goles, por los cinco de los cántabros. Eso generó enfado en Félix Mojón, quien solicitó congelar el cronómetro para aclarar las ideas y tener más concreción en el área rival.

Pero ese toque de atención del técnico gallego no frenó la inercia del Pereda. Pasito a pasito, gol a gol, de la mano de la cantera, especialmente de Gallego, el muro Lautaro y Eugenio, los pistachos fueron limando la desventaja con la que partieron. Hasta que Giannini y Gallego dijeron basta y pusieron la igualada 11-11.

Las estadísticas no engañan: los números reflejan el buen rendimiento de Sergio Rubio San Emeterio, máximo anotador de la competición, quien trajo por la calle de la amargura al Balonmano Zamora. Puso su firma en 6 de los 18 goles de Lafuente Pereda. Y en ese tira y afloja, los cántabros ganaron. Supieron manejar la situación, apoyándose en su portero, Daniel González, y también supieron anticiparse a los movimientos de los pistachos. La primera parte se cerró con 3 goles de renta para los visitantes y unas sensaciones no tan buenas para el Balonmano Zamora (15-18).

Para romper la inercia positiva del Pereda, Pipe salió para proteger la portería. Las clavijas en defensa aún no estaban ajustadas y los visitantes encontraban las grietas sin excesivo sufrimiento. Y es que la tensión se notó hasta en la propia grada. En el cuerpo a cuerpo, al Balonmano Zamora le seguía costando un mundo igualar las fuerzas de su rival.

Cada lanzamiento de San Emeterio era una estocada, mientras que Félix Mojón pidió una mayor circulación del balón, no precipitarse en la toma de decisiones y madurar el juego.

Y en ese pasivo pitado a San Emeterio y la posterior diana de Carlos Veloso estuvo la clave del partido. Los pistachos se ponían tres arriba (29-26), aunque con un camino largo por recorrer. 8 minutos por delante. Ante la exclusión de Pau Ortega, los pistachos vaciaron la portería.

Ejemplo de carácter y entrega de este Balonmano Zamora que tuvo que apretar los dientes, coger aire e irse con un Raúl Escudero que voló para poner al bola en la escuadra. Con mucho, mucho sufrimiento, el Balonmano Zamora mantiene la imbatibilidad en su casa (35-31). Explosión de júbilo para celebrar una victoria más y meter presión al líder, el Balonmano Soria.

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