Quizás este haya sido uno de los días en los que más se respiraba balonmano en el Ángel Nieto. Se hizo larga la espera y, tras dos salidas consecutivas, los pistachos regresaron a casa en su primer partido del año. El recibimiento fue espectacular y el Balonmano Zamora respondió con creces a la acogida de los suyos. Victoria incontestable ante Oviedo Vetusta (28-23) y escalada a la segunda posición después del pinchazo de Unión Financiera ante Horizonte Atlética.
Iba a ser un partido de altos vuelos y eso se plasmó desde el primer minuto. Sin Pipe García, que se despidió de la cita mundialista después de que su Chile cayera ante Noruega, fue Lautaro quien ocupó la portería en el primer tiempo. Sin Felipe ni Medina, el Balonmano Zamora tuvo que enfrentarse al físico envidiable del Oviedo Vetusta.
Los primeros goles llevaron la firma de Eugenio Cabezas, un correcaminos sobrado de calidad (7-4). Lautaro fue protagonista con sus primeras intervenciones, y el Balonmano Zamora orquestó un juego dañino cimentado en la velocidad. No había quien despegara la vista de la cancha; no había tregua, y el ritmo era tan alto que cualquier despiste se traducía en goles.
La dirección del juego del Vetusta recayó en Luis Gamonal, pero los pistachos supieron leer la partitura del partido. Sin dejar que el Vetusta desplegara su defensa, Marco Torres y Pau castigaron con su látigo (9-6).
En estático, el juego pistacho se atragantó, y el aliento del Vetusta comenzó a notarse. Nada que no pudiera solventar Marco Torres con su cañón (11-8). Mucha personalidad la de Gallego para firmar un siete metros sin amagos. Tres arriba (13-10), y el Ángel Nieto rendido a los suyos por el espectáculo desplegado.
Tras el paso por los vestuarios, Gallego siguió demostrando su especialidad: la eficacia en los siete metros. Tres de tres para el canterano, que colocó el 14-10. Fue el momento del tira y afloja. El Vetusta Oviedo se puso a un gol de distancia, pero los guerreros de Viriato respondieron para volver a enloquecer a la grada (17-13). Lautaro se agrandaba en portería y Oier volaba en pista.
Pobrecito aquel que se haya perdido el partido; cualquier película de acción se quedaba corta comparado con semejante pleito.
La renta pistacho llegó a alcanzar los cinco o seis goles. Aún quedaban más de 10 minutos por disputarse, así que el partido no estaba para nada sentenciado, que se lo digan a España con Noruega.
Pero los pistachos mantuvieron el pie en el acelerador y no cedieron en ningún momento. Raúl Escudero se presentó en su nueva casa y puso su nombre en la lista de goleadores. Apretaba Pau Ortega los puños en señal de triunfo. Una muestra de lo crucial de este duelo entre dos pesos pesados de la Primera Nacional.
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