El Balonmano Zamora Enamora volvía a disfrutar de una de las tradiciones que hacen equipo. Después del calvario de la pandemia, con todas sus restricciones y normativas llevadas a cabo para evitar contagios, el club reunía de nuevo a todos los equipos en el pabellón Ángel Nieto.
Los niños y niñas llenaban el fondo de la instalación deportiva para apoyar a los mayores ante el Handbol Sant Quirze. La primera cita de la fase de la salvación llegaba de la mano del homenaje a José Antonio Quintana y de la foto familiar de los distintos equipos.
Con todos los padres y madres en las gradas, los pequeños y no tan pequeños se fueron colocando en el centro de la pista para formar un corazón amarillo. Todo ello con el primer equipo y la directiva presidiendo una imagen que ha tardado dos años en repetirse.
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