Tras una temporada entera sin salir de las posiciones de fase de ascenso, el CB Zamora perdía la plaza de privilegio en el último segundo de la última jornada de la liga. Una primera fase brillante dio paso a una segunda por el ascenso en la que los de Saulo Hernández aprovecharon sus buenos números en la primera parte del campeonato para aferrarse a las opciones de jugar la eliminatoria por el ascenso. Así se llegaba a este sábado con las cuentas muy claras: una victoria metía al CB Zamora en la eliminatoria por el ascenso a LEB Oro, mientras que una derrota lo apeaba.
Y ocurrió lo segundo. Pero ocurrió tras un duelo vibrante, intenso, igualado y que hizo recordar a los más veteranos los tiempos de gloria del CB Zamora allá por los años noventa. Ni locales ni visitantes lograron abrir brecha en el primer tiempo. Cada uno ponía sus armas, y el CB Zamora demostró sentirse más cómodo en la pintura que en el exterior, donde los triples no terminaban de entrar. Tras finalizar el primer cuarto con empate a 18, un segundo cuarto también de máxima igualdad mandaba el partido al descanso con un exiguo 37-38.
El descanso dio paso a un tercer parcial donde la gran diferencia estuvo en el acierto exterior. El CB Zamora fue capaz de acercarse, que no igualar, la intensidad defensiva del rival, seguía siendo fiable en la pintura, pero el perímetro se le atragantaba en los dos aros. En ataque los triples no terminaban de entrar y en defensa los blanquiazules eran incapaces de frenar el torrente anotador de Almansa desde el exterior.
Pese a todo, se entraba con el partido por decidir en el parcial decisivo. La afición zamorana estaba jugando el partido con más de setecientas personas en las gradas y empujaba al equipo cada que Almansa, un equipo enorme, intentaba abrir hueco. Se entraba con el marcador igualado a falta de cinco minutos y ahí parecía que el choque se escapaba. Almansa metía una marcha más y lograba una renta de ocho puntos a falta de un minuto.
Pero ahí brilló el coraje del CB Zamora y la ilusión de la hinchada. Los zamoranos se ponían a un punto y con el último ataque de diez segundos a favor. Sango desaprovechó la opción de convertirse en héroe y decidió doblar hacia afuera el balón cuando estaba en plena penetración. Ahí apareció Luke, que pese a lanzar un triple liberado vio como el aro escupía el balón. Fue un mazazo para una afición que creía en el milagro y que vio como las opciones se esfumaban por unos milímetros.
Con el tiempo a cero, Almansa convirtió dos tiros libres y dio por cerrado un duelo que acabó con una ovación histórica de la hinchada a su equipo y a un cuerpo técnico que se quedó a un paso de la última eliminatoria por el ascenso a LEB Oro.
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