El Club Baloncesto Zamora logró sacar adelante uno de los partidos más complicados que le quedaban en la competición. Y es que el duelo en Mieres resultaba ser un partido trampa ante un rival que se ha reforzado mucho en el mercado de invierno y que le puso las cosas muy complicadas a la escuadra que dirige Saulo Hernández.
El inicio fue malo. Los zamoranos no fueron capaces de entrar en partido durante los primeros diez minutos. La intensidad defensiva no aparecía y la fluidez en ataque era inexistente. De ahí, que el resultado al final de los primeros diez minutos fuere desalentador (23-8). Pero a partir de ahí, los zamoranos comenzaron la reacción. No fue una reacción fulgurante, sino sostenida y paulatina durante los dos cuartos siguientes.
Saulo Hernández logró equilibrar las piezas. El equipo empezó a defender mejor, no concediendo canastas fáciles al rival, y en ataque por fin empezaban a salir las cosas. Gracias a eso, el CB Zamora entraba en el último cuarto con una desventaja mínima de tres puntos (62-59). Y fue en esos minutos claves de partido en los que los zamoranos se mostraron más incisivos, a la vez que pausados.
Y es que pese a la juventud que atesora el bloque, el CB Zamora logró jugar con mucha cabeza los minutos claves, llevando el ritmo que le interesaba y haciendo nuevamente un parcial muy positivo que hacía estéril el trabajo de Mieres y premiaba a un cuadro zamorano que no se rindió pese a ir muchos minutos por detrás en el marcador. Al final, un 72-86 que no refleja la dificultad que entrañó el partido y que deja al CB Zamora enganchado en la pelea por entrar en la fase de ascenso a LEB Plata.
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