Tres semanas después, el Zamora B regresaba al camino del triunfo. Después de un inicio de temporada a un nivel estelar, las dos derrotas consecutivas cosechadas habían generado algo de incertidumbre en torno al equipo de Alberto de León. Por eso, los rojiblancos estaban deseosos de poder tributarle una nueva victoria a su hinchada y romper así la mala dinámica. No fue el partido soñado en cuanto a juego o control, pero lo principal se logró, que era el triunfo.
Y se logró gracias a una acción de pizarra a balón parado. Un centro de Ioritz desde la zona de banquillos al corazón del área fue perfectamente rematado por Chemi, que entraba desde atrás y giraba el cuello a la perfección para cabecear con violencia el esférico al fondo de las mallas. Eran los primeros compases del segundo acto, y solo tres minutos después, el propio Chemi tuvo la sentencia, pero tanto en el primer disparo, como en el rechace, el portero visitante le ganó la partida.
Fueron los dos únicos tiros a portería de un Zamora B al que se le indigestó el buen trabajo defensivo y la intensidad de la Universidad de Valladolid. Los pucelanos tuvieron un acción clara en la primera parte con un mano a mano con Jesús que se fue al palo. En el segundo acto, los pucelanos tuvieron dos acercamientos con peligro. Uno de ellos, ya con 1-0, terminó en la cruceta tras un gran disparo desde la frontal; y la segunda opción llegaba en el tiempo de descuento cuando Jesús realizaba una parada soberbia en un lanzamiento desde el corazón del área que se colaba por la escuadra.
Al final, el Zamora B conseguía la victoria por la mínima en un encuentro muy intenso pero con poco juego, en el que el calor también fue un impedimento importante para que los equipos se mostraran frescos y con clarividencia en ataque. Pese a lo denso del encuentro, lo principal es un triunfo que permite a los rojiblancos retomar las buenas sensaciones gracias al buen resultado.
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