Creer hasta vencer
Bastante fútbol sala, una dosis de épica y mucha ilusión son los ingredientes con los que un Atlético Benavente indestructible se planta en la eliminatoria final
El monstruo final. La última prueba para un ejército irreductible de pequeños futbolistas comandados por el comandante Chema Sánchez. Una pequeña aldea de Zamora contra el ganador de la Copa del Rey. El matagigantes que se cargó a Valdepeñas, Santa Coloma, Ribera Navarra, Zaragoza y Burela es ahora el gigante y los blanquiazules son el pequeño David.
El empuje de La Rosaleda contra Burrito, Cobarro, Alvarito, Miguel Conde o Conejo. El Atlético Benavente un día más ante un reto para otros imposible, para ellos sólo improbable. El ascenso a la Liga Nacional de Fútbol Sala, a la máxima categoría, a tocar el oro.
Un partido a ochenta minutos: cuarenta en casa y cuarenta en la trinchera enemiga y una nueva jornada poniendo a Benavente en el mapa nacional. La Rosaleda, el sexto jugador en pista, comenzará a bramar mucho antes de las 20.30 cuando el silbato de comienzo a la batalla.
El Atlético Benavente de los imposibles, el que entró en play-off pese a caer en el último envite, el que marcó el gol que le daba el pase a la final en la prórroga sin apenas tiempo, el que no entraba en ninguna quiniela para estar donde hoy está. El Atlético Benavente que no se arruga ante el todopoderoso Antequera que no pudo subir por la vía rápida pero que quiere refrendar un año histórico. El monstruo final.
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