El bosque de Valorio volvió a ser un escenario perfecto para una de las pruebas más duras que existen en la actualidad de carreras por obstáculos. Desde las diez y media de la mañana, los corredores fueron llegando al punto de partida y era a las once cuando los más expertos, denominados elite, tomaban la salida. Eran una treintena de corredores dispuestos a cubrir el recorrido en algo menos de dos horas. 

Un trazado duro, con varios obstáculos, que solo veinte minutos después iniciaban los casi 200 atletas que formaban la prueba popular. Mismo recorrido y misma exigencia. Los participantes sufrían para reptar por el barro y no recibir las descargas eléctricas de las alambradas electrificadas. También tenían dificultad para subir la cuerda, pasar las barras horizontales, salvar el arroyo de Valorio y escalar rampas imposibles. Un sinfín de pruebas que hicieron de este Farinatón uno de los más exigentes de los últimos tiempos. 

No obstante las lluvias de los últimos días convirtieron el trazado en una trampa constante con mucho barro que género resbalones y complicaciones que ponían difícil conseguir salvar cada uno de los obstáculos planteados por la organización. 

Muchos zamoranos acudieron para animar a familiares y amigos, y también fueron bastantes los curiosos que no quisieron perderse una prueba llamativa, impactante y plástica. Eso sí, quien no haya podido disfrutar de ella tendrá una nueva opción este domingo por la mañana con la Farinato de 5 kilómetros. Una distancia más asequible y que probablemente invite a que muchas más personas se animen a participar.

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