Lo que se presumía como una fiesta del fútbol en el Ruta de la Plata resultó ser un jolgorio para la parte azulona y un suplicio para la zona rojiblanca. En una batalla desigual, el Real Oviedo se impuso en el campo y en la grada, con más de 3.000 gargantas desgañitándose para llevar a los suyos hacia el triunfo. Desde el tanto de Sergio García, la hinchada visitante vivió con tranquilidad y entre sonrisas lo que fue un paseo militar para los de la capital asturiana.
Los ovetenses ocuparon todo el fondo sur y una amplia parte de la preferencia. Desde allí, superiores en número y en fuerza, los aficionados azulones jalearon a los suyos sin parar, celebraron los goles con efusividad y despidieron a los futbolistas como héroes, conscientes de que la primera posición del grupo es ya un hecho, más allá de que las matemáticas aún no lo vayan a confirmar hasta la próxima semana.
Incluso, al término del encuentro, la afición permaneció en sus butacas para esperar el regreso al campo de Cervero, Generelo, Valle y compañía. Ya con los asientos rojiblancos vacíos, la hinchada homenajeó a los futbolistas y al cuerpo técnico entre cánticos y un ambiente festivo que, a buen seguro, se prolongará hasta la eliminatoria de campeones por el anhelado ascenso a Segunda División.
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