Diez puntos a falta de doce por jugarse. Esa es la distancia en la que aventaja el GCE Villaralbo a su más inmediato perseguidor en la carrera por el ascenso, el Onzonilla. Y es que salió una jornada redonda para los del Manuel Fuentes. El GCE hizo su trabajo, que era ganar a la Universidad de Valladolid; además, vio como el Onzonilla no podía si quiera puntuar en casa del Guijuelo B.

La victoria del GCE Villaralbo fue justa y merecida. Los zamoranos pegaron un palo en la primera parte y fueron superiores en el segundo acto. Pese a que les costó tener la posesión de balón, los de Manuel Fuentes tuvieron el control en el primer acto. El equipo no encontraba el camino para tener creación en el centro del campo y cada vez que conseguían desatascar la medular, el ataque caía en constantes fueras de juego. Aún así, los eléctricos tuvieron el gol en la cabeza de Vaquero, pero su remate se fue al palo. Y cuando parecía que se llegaba al descanso sin que ocurriera nada, llegó la jugada polémica del encuentro. El árbitro mostraba la segunda amarilla a Vilarchao por mano y dejaba al GCE con diez.

Pero lejos de mediatizar el encuentro en lo negativo, esa expulsión le vino bien al equipo de Fuentes, que salió más enchufado y con ganas de romper el duelo en el segundo acto. Quien mejor ejemplificó esas ganas fue Saúl. El futbolista se echó al equipo a la espalda y sacó del atolladero  a su equipo en la parcela ofensiva. Un pase lateral que remató en boca de gol Vaquero y un penalti forzado tras una cabalgada por el carril central que ejecutó Villa fue la aportación fundamental del lateral zamorano.

Tras esos dos tantos, el equipo bajó un poco la intensidad y simplemente se dedicó a controlar el partido y buscar algún error rival para anotar una tercera diana que ya no llegaría. Pese a ello, el 2-0 se antojaba un botín precioso al final del duelo teniendo en cuenta que el máximo rival, Onzonilla, perdía su duelo ante el filial del Guijuelo.

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