Un gesto, un acto de reivindicación, una llamada de atención. En el fútbol, se dice que es mejor hablar en el campo que sobre el micrófono. Las palabras se las lleva el viento y el verde, muchas veces, dicta sentencia. Es una premisa de los jugadores: hacer frente a las críticas y ofrecer buenas actuaciones para demostrar a los detractores que se equivocan.
La historia de un gesto. Corría el minuto 18 cuando el balón botaba sobre el área de Iago Herrerín. Kike Márquez, entre tres rivales, controló la pelota, la desplazó y disparó para poner el 0-1 ante el Sestao River. El andaluz se llevó el dedo a su oreja derecha mientras se acercaba a uno de los córners. Un gesto que se ha interpretado como reacción a sus detractores, aquellos que le critican y le acusan de no correr sobre el campo.
Y es que el mediapunta andaluz es uno de los fichajes con más calidad de la plantilla. Llegó para aportar su veteranía, pero en ocasiones se convierte en el centro de las críticas. La celebración del gol, habitual en el andaluz, dio paso a ese gesto de llevarse el dedo al oído.
Además, las críticas se enfocaron en por qué el andaluz había portado el brazalete de capitán cuando Fermín se encontraba en el campo. Una reacción, la de Kike Márquez, que se puede interpretar como un gesto a sus detractores o, quizás, un gesto hacia la grada del Sestao River.
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