Era de inicio un partido desequilibrado entre un equipo que aspira a jugar fase de ascenso y otro que acaba de aterrizar en la categoría. Las diferencias entre Zamora y Becerril eran sobre el papel inevitables y el resultado final así reflejó esa distancia entre ambos. Eso sí, fue un choque de rachas, de tiempos y de espacios.
La contienda fue atrancada en sus albores. El Becerril se mostró como un equipo ordenado, junto y metódico. Además, el punto de intensidad que le imprimió al choque desde el inicio cortocircuitó a un Zamora que no pudo ser todo lo mandón que le hubiera gustado con el pitido inicial. Al equipo de Miguel Losada le costaba trenzar jugadas, hacer llegadas con fluidez arriba y acercarse a tener ocasiones de gol. Tampoco gozaba de ellas el Becerril, pero eso entraba en los planes de Hernando, que esperaba que su equipo pudiera cazar una contra.
Los minutos pasaban y la primera media hora fue anodina, más propia de un partidillo de pretemporada que de un encuentro ya de competición oficial. La hinchada local se impacientaba al ver que su equipo, que aspira a jugar fase de ascenso, no era capaz de encontrar las debilidades de una escuadra palentina quizás limitada en lo técnico pero muy voluntariosa en cada lance.
Al paso de la media hora, el Zamora empezó a despertar. Un disparo de Diego Ortiz rozando el palo, una parada de Mario a bocajarro a tiro de Javi Rodríguez y un testarazo desviado de Iñaki Eguileor fueron los tres primeros avisos del Zamora. Ya no hubo un cuarto. Cuando el luminoso marcaba el minuto cuarenta y cinco, una mala presión del Becerril la aprovechó Javi Rodríguez para plantarse solo en la frontal del área y batir con un zurdazo raso, que besó el poste, al arquero palentino. Es su gol. El gol que mete desde alevines. La zurda de oro derrochó clase durante el tiempo que estuvo en el campo y se ganó a una afición que se rindió a su talento.
Uno a cero y descanso. Diana psicológica que tuvo efecto para la segunda parte. El Becerril tuvo dos acercamientos al inicio del segundo acto, pero ni siquiera encontraron portería. Adri y Rodrigo lo intentaron, pero Miguel no tuvo que hacer ninguna intervención de mérito. Mientras, el Zamora, sin necesidad de desplegar su mejor juego, empezó a dominar, a hacer jugadas más largas y a mandar sobre el césped. Eguileor hacía el segundo en el minuto 58. Un centro lateral de Adrián lo cabeceaba el máximo artillero de la temporada pasada para estrenar su cuenta goleadora. Ahí murió el partido en lo competitivo.
Quedaba media hora, pero el Becerril no tenía argumentos para llegar a la meta del Zamora y los rojiblancos quisieron aprovechar para alargar jugadas, asegurar pases y seguir creciendo como equipo tras la temporada. Así, la afición veía cosas buenas de todos los jugadores. De los nuevos fichajes, prácticamente todos gustaron. Levas impresionó a la hinchada, Encinar fue un todocampista, Bueno estuvo intermitente pero con clase y Simón dejó patente su verticalidad.
La afición empezaba a ver esos destellos cuando llegó la sentencia. Primero Ángel Encinar, a la salida de un córner, y después Dani Hernández, tras una gran jugada por la banda izquierda, redondearon un marcador que reflejó la diferencia de ambos equipos sobre el césped. La salida de Dani Hernández fue recibida con algarabía en una hinchada que en pocos minutos ya vio que es uno de esos jugadores que ayudará a marcar diferencias.
Con este marcador, el Zamora se coloca segundo en la tabla, tras la primera jornada, y el Becerril empieza la liga penúltimo, solo por delante del también recién ascendido Burgos.
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