Vivos, de milagro. Corría el minuto 90 de encuentro cuando Natanael Barreto remataba un centro de Nacho Huertas y hacía el esperanzador y definitivo 3-1. Esperanzador no porque se trate de un gran resultado, sino porque pudo ser mucho peor. El Zamora volvió a ser un muñeco en manos de su oponente, en gran parte por el sistema enigmático y defensivo de Balta. 

El técnico salmantino volvió a perder la batalla táctica de los banquillos y apostó de inicio por un equipo con ocho jugadores netamente defensivos que jugasen por detrás del balón. Pese a esa acumulación de jugadores atrás, los rojiblancos volvieron a hacer aguas en un sistema defensivo sin trabajar. Los futbolistas no tenían claro el sistema de ayudas, no controlaban las caídas, las segundas jugadas y cada balón dividido era para el equipo local. Mientras, en ataque, la soledad de David Álvarez se trataba de aprovechar con pelotazos constantes. 

Cada equipo tuvo una en los primeros compases. David Álvarez desaprovechó un mano a mano con el arquero y la Mutilvera lo intentaba de falta directa. Precisamente a balón parado el conjunto navarro hacía el primero. Guembe lanzaba un libre directo desde la frontal y colocaba el cuero en la base del poste guardado por Rodri. 1-0 y todavía quedaban veinte minutos de la primera parte. Veinte minutos en los que el Zamora no disparó entre los tres palos y por el contrario sufría en cada ataque del rival.

Llegaba el descanso. Los jugadores de Balta pedían a gritos el asueto y el partido demandaba revulsivos. Pero Balta siguió apostando por el mismo once inicial. El duelo se puso mucho más cuesta arriba cuando en el primer ataque de la Mutilvera el colegiado se inventaba un penalti a favor del equipo local. Un centro lateral pegaba en la cara de Valverde y el colegiado decidía señalar el punto fatídico. Eztieder no fallaba y hacía el 2-0. Lejos de cambiar, el Zamora siguió yendo a menos y la Mutilvera seguía haciéndose enorme ante un Zamora pequeño, desorientado y sin alternativas de plan B. 

Balta sacaba a Natanael Barreto y a Coque para intentar utilizar al canario para bajar balones y darle al equipo algo de presencia arriba. Pero el Zamora seguía sin ideas y la Multivera hacía el 3-0 en una contra. Pudo llegar el cuarto  y el quinto, pero los rojiblancos aguantaron las acometidas navarras como pudieron. Solo en los últimos cinco minutos, con 3-0 en el marcador y con la salida de Nacho Huertas al campo, el Zamora de verdad quiso la pelota y se vio algo diferente. El manchego dio dos asistencias de gol. La primera la terminó sacando sobre la línea un defensor y la segunda la remató Nata al fondo de las mallas. 

Un gol fabricado por dos suplentes que da relativas esperanzas para el encuentro de vuelta el domingo en el Ruta de la Plata a partir de las siete de la tarde.

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