El Zamora CF contra todo y contra todos: nuevo empate de coraje ante el Pontevedra

Los rojiblancos se quedaron con un jugador menos en el minuto 35 por una discutida doble amarilla a Piña. Desde ese momento, el equipo de David Movilla elevó, si es que se podía, su nivel de solidaridad, esfuerzo y garra para puntuar ante el Pontevedra gracias al empate a cero. La actuación arbitral no dejó contento a nadie y ambos equipos tuvieron opciones de ganar.

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Se acaban los calificativos para definir a un Zamora CF que está dando una lección de casi todo en el arranque de la temporada de su regreso a la Segunda División B. Los rojiblancos se van al primer parón de la competición sin conocer la derrota, con 8 puntos de 12 posibles y habiendo ‘despachado’ ya a dos de los tres teóricos favoritos a acabar arriba: Racing de Ferrol y Pontevedra.

Precisamente, el Pontevedra era el rival este domingo y el Zamora luchó contra todo y contra todos. David Movilla apostaba de inicio por el once tipo en lo que va de temporada, con Villanueva en la meta, defensa para Parra, Piña, Adri Crespo y Coque, con Carlos Ramos, Juanan y Vallejo en la medular, y en vanguardia Dani Hernández, Escudero y Sergio García. Enfrente estaba un Pontevedra que tampoco escatimaba en arsenal para su once inicial, destacando por encima del resto Charles y Xisco Campos, que la temporada pasada militaban en equipos de Primera División.

El inicio fue mejor para el Pontevedra. De hecho, los gallegos anotaban la primera diana a los 35 segundos de juego gracias a un remate de Charles tras un centro lateral. No obstante, la diana no subió al marcador al estar en fuera de juego el ariete gallego en el remate. Esa salida en tromba del Pontevedra amedrentó a los locales durante algunos minutos, que no se encontraban cómodos sobre el césped.

No fue hasta el minuto 15 cuando los pupilos de David Movilla se sacudieron la presión y empezaron a mandar en el centro del campo y a generar peligro con la velocidad en sus costados. El encuentro se volvía más atractivo, con peligro en ambos bandos, aunque es cierto que sin que las acciones acabaran con disparos claros. La afición empezaba a ver el ADN de un Zamora que tuteaba a un rival de campanillas. Pero todo cambió en el minuto 35.

El colegiado expulsaba a Piña al mostrarle la segunda amarilla. Tras la rigurosa primera amonestación, en un falta ordinaria casi en el centro del campo, el árbitro interpretó que Piña había cortado un pase con el codo y le mostraba la segunda. La polémica estaba servida, al entender los futbolistas locales que el corte había sido con la zona baja del hombro, que este año no está considerado como mano. Por segunda semana consecutiva en casa, el Zamora se quedaba con diez, quedando patente que como novatos en la categoría los de Movilla deberán pagar el peaje en forma de arbitrajes de este estilo en la categoría de bronce del fútbol español.

Movilla reconvirtió a Carlos Ramos de central y el ex del Pontevedra hizo un partido sublime. Su rendimiento fue tan positivo hasta el descanso, que el técnico vasco lo mantuvo ahí hasta el final del duelo. Los rojiblancos salieron tras el asueto con hambre, con garra y gozaron de varios acercamientos a la portería rival ante un Pontevedra inédito en ataque en ese tramo inicial del segundo acto. Al cuarto de hora de la reanudación el Pontevedra, con los cambios, sometió más al Zamora, pero los de Movilla apenas recibían ocasiones, salvo un remate de Rufo que salvó milagrosamente Villanueva.

Se entraba en la recta final del duelo y se sucedieron las jugadas polémicas. El Pontevedra pidió un penalti por manos de Coque dentro del área, y el Zamora pidió un penalti sobre Sergio García. Los dos parecieron claros, pero el colegiado no señaló ninguna de las dos penas máximas. La escuadra de Movilla seguía desfondándose en el campo, dando una lección de pundonor y dejando patentes sus valores sobre el césped. En el tramo final, el colegiado anulaba otra diana más al Pontevedra por una falta de Rufo a Juanan que pareció clara, aunque como todas las jugadas en el choque, interpretable.

Con el pitido final del árbitro, los jugadores del Zamora caían al suelo, desfondados y sabiendo que habían aguantado durante más de una hora en inferioridad ante uno de los grandes equipos de la categoría, el Pontevedra. El premio por ese aguante fue, por un lado, los honores que les rindieron los aficionados, y por otro, el octavo punto que permite al Zamora seguir segundo en la tabla, en posiciones de privilegio, antes del primer parón de la liga.

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