María O'Mullony, la 'guerrera' zamorana que triunfa con la selección absoluta

La primera línea del Aula Valladolid acumula 30 goles en 10 partidos en el combinado nacional, donde volvió a aportar en la pasada concentración con dos y cinco goles ante Azerbaiyán y Lituania, respectivamente

María Prieto O'Mullony. Foto: Josu Pérez.
María Prieto O'Mullony. Foto: Josu Pérez.

Pocos deportistas en la provincia de Zamora pueden decir que han jugado o estado en la selección absoluta de su deporte. María Prieto O’Mullony (Zamora, 26 años), canterana del Balonmano Zamora, ha regresado a la dinámica de las Guerreras tras superar casi tres años de lesiones continuas que le alejaron ya no solo del combinado nacional, sino de divertirse con su pasión: el balonmano.

¿Cómo le explicarías a alguien lo que se siente al vestir la camiseta de la selección española?

Es difícil de describir con palabras, pero diría que mucho orgullo y emoción. Al final, estar representando a tu país en una selección absoluta es con lo que sueñas cuando empiezas a jugar a balonmano. Se te juntan un montón de cosas. Se te pasa por la cabeza el haber llegado hasta ahí después de todo.

¿Y cuánto tiene que ver en todo este logro el Balonmano Zamora?

Creo que todo. Al final, todas las personas y todos los clubs en los que he estado han formado parte de que yo esté ahí y en especial el Balonmano Zamora, que es donde empecé desde cero y donde me han ayudado y enseñado. Que yo consiguiese dar mi primer paso yéndome al Cleba, fue gracias a que en Zamora me ayudaran y enseñaran un montón. Consiguieron, aunque fuera un poco rebelde, ayudarme a ser la jugadora que soy ahora.

Acudías con las selecciones inferiores, pero ¿cómo fue ese momento esa llamada de Carlos Viver para decirte que estabas dentro de la absoluta para disputar los Juegos Mediterráneos?

Cuando me llegó la llamada de esa convocatoria, me quedé un poco en shock. Me acuerdo que cuando él me llamó, me dijo: “¿Tienes alguna pregunta?” Y yo en ese momento no sabía qué preguntar ni nada. Me dijo: “Bueno, como supongo que ahora mismo no sabes qué decirme, si necesitas algo me vuelves a llamar otra vez”. En ese momento dices: “Jobar, es que es la selección absoluta”. Es una pasada. Sueñas con que llegue esa llamada en cualquier momento.

Y cuando estabas en dinámica de selección, acarreas una fascitis plantar y todo se trunca en Gdansk, donde te rompes el ligamento cruzado anterior de tu rodilla izquierda. ¿Qué se te pasa por la cabeza?

Cuando te lesionas, yo creo que lo primero que se te pasa por la cabeza es el ‘por qué a mí’, pero luego te das cuenta de que esto forma parte del deporte. El balonmano es un deporte con mucho contacto y al final mi forma de jugar, por suerte o por desgracia, va a estar ahí. Cuando me lesioné del cruzado, como era la primera lesión grave que tenía, me daba miedo no volver a ser la misma jugadora. Yo me preguntaba: “¿Voy a poder volver a hacer los cambios de dirección?” Se te pasan muchas cosas por la cabeza, además de que es mucho tiempo de lesión, pero al final te hace aprender mucho. Sobre todo, mentalmente a ser mucho más fuerte y siempre digo que las lesiones me han ayudado más a ser fuerte de cabeza que lo que me han quitado.

Y fichas por Bera Bera, un equipo referencia en el balonmano femenino español, pero tienes que ser operada de una hernia discal y vuelves a lesionarte, esta vez en tu hombro izquierdo. ¿Cómo llevas estas recaídas a sabiendas de que esa falta de continuidad te aleja del nivel de las Guerreras?

Tuve muy mala suerte, porque fueron tres lesiones graves seguidas y lo pasé muy mal. Mentalmente, fueron dos años y medio muy duros porque volvía y a los seis meses, otra vez, volvía a recaer. Fue muy difícil. Por suerte, conseguí reponerme y tener a gente al lado que me ayudó a conseguir seguir. Y luego sí que es cierto que, al principio, pensaba un poco más en el tema de la selección y en que no podía tener esa continuidad para estar con las Guerreras, pero luego se me quitó un poco de la cabeza y ahora más el querer estar yo bien. Al final, lo único que quieres es tener esa continuidad para volverte a sentirte jugadora de balonmano y tener alegrías, que no pueden ser todo lesiones.

Y regresas al Aula en el verano del 2022. Vuelves a la que fuera tu casa, vuelve tu mejor versión y vuelves a la selección. ¿Cómo está siendo esta segunda etapa en Valladolid y este regreso a la selección?

El año pasado, cuando volví al Aula, lo que tenía claro es que volvía aquí para volver a disfrutar y estar al lado de mi casa y de mi gente, factor que me ha ayudado mucho para poder estar bien. He vuelto a coger confianza y la gente me trata como si estuviera en casa. No me he lesionado y he podido tener esa continuidad respecto a las lesiones, y eso me ha hecho volver a tener la oportunidad que tuve a final de la temporada pasada de volver a la selección. No estaba en mi cabeza; el tema de la selección había pasado a un segundo plano y que vuelva a estar en mi mente, en mi vida, y ver que siguen contando conmigo es una alegría muy grande. Y a seguir trabajando para que pueda seguir siendo así.

¿Cuáles son tus sensaciones después de estos dos encuentros ante Lituania y Azerbaiyán?

Me he sentido muy bien, la verdad. Me gusta mucho ir con la selección. Con Ambros estoy aprendiendo mucho y al final es un lujo que te pueda entrenar un entrenador que ha ganado tantísimo como él. Me siento muy cómoda; nos da mucha confianza a todas y me gusta entrenar. Cuando estás cómoda, me pasa lo mismo que cuando estoy en Valladolid: juegas mucho más tranquila. Y es lo que me ha pasado en estos dos encuentros. Sales, haces las cosas con tranquilidad y disfrutando y es cuando sale todo bien. Ha ido bien la concentración y me voy con buen sabor de boca.

¿Qué te pide Ambros Martín en el equipo?

No te exige un rol como tal, pero sí que es cierto que es una persona que quiere tener metida a todo el mundo. Que todo el mundo tenga claro que si estás ahí es porque eres importante. Estar allí exige, los entrenamientos son duros y al final, el que él nos meta esa ‘chispa’, hace que todo el mundo esté metido en los entrenamientos, en los partidos y está siendo muy guay.

¿Y qué mensaje le mandarías a toda aquella niña zamorana que esté en la cantera del Balonmano Zamora y que sueñe a llegar a estas cotas tan altas como los estáis haciendo Elba, también zamorana, y tú?

El mensaje que siempre mando es que trabajen mucho, mucho. Que no se rindan a pesar de que haya esos pequeños baches en el camino, que al final las cosas, si trabajas, salen bien y que sean disciplinadas y constantes. Es la clave. Y, sobre todo, que disfruten de ello, que el balonmano es muy bonito y seguro que llegarán super lejos.

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