El Zamora sigue acumulando varapalos en 2015. Este domingo llegó el enésimo ante el colista. Los rojiblancos no fueron capaces de pasar del empate ante el Marino de Luanco pese a realizar un partido casi perfecto en el que fueron tremendamente superiores a su rival durante ochenta de los noventa minutos que tuvo el duelo. Y es que la contienda fue casi perfecta porque nuevamente faltó la victoria. Todo esto en el partido en el que el Zamora ha tenido más ocasiones claras en toda la temporada, pero en el que nuevamente esa falta de gol condenó a los rojiblancos, que cometieron el error de dejar con vida a un equipo que a estas alturas del campeonato no tiene nada que jugarse.

La primera parte del Zamora rozó la perfección en el juego, en la forma de entender el partido, en la manera de hacer daño al rival, en la facilidad para llegar arriba y en dejar inédito al debutante Sergio Garabato. Prada adelantaba al Zamora en el minuto 5 tras culminar desde el punto de penalti una triangulación perfecta por la banda izquierda. A partir de ese gol, buenos minutos de los locales, con cambios de orientación, juego en el centro del campo, solidez defensiva y sobre todo muchas ocasiones. Aarón y Carlos de la Nava fallaron dos ocasiones cada uno cuando solo tenían al portero como único oponente. Afortunadamente el segundo tanto que merecía el Zamora llegó en el minuto 35, cuando De la Nava cabeceaba un córner perfectamente botado por Ochoa.

Con esa diana se llegaba al tiempo de descanso. Un descanso que el técnico visitante aprovechaba para recordar a los suyos que no tenían nada que perder y que el cambio de actitud se les hacía necesario. Además, el Marino introdujo a Baba en el campo, un espigado delantero que había llegado a Luanco hace cinco días y que como su técnico reconocía posteriormente en sala de prensa no le había colocado de titular “porque no lo conocía”.

El Zamora no esperaba esa referencia arriba y en los tres primeros minutos Baba tuvo dos ocasiones. En la primera se topó con Garabato pero en la segunda no falló tras un buen centro de Boro. El Marino acortaba distancias y en los rojiblancos entraban los nervios. La afición también se temía lo peor y los murmullos llegaron a la grada del Ruta de la Plata. Pero tras quince minutos de zozobra, el Zamora volvió a coger las riendas del choque. Y nuevamente gozó de muchas más ocasiones que el rival. Dos tiros peligrosos de Ioritz, un palo de De la Nava, un tiro del propio ariete que se marchó rozando la escuadra, una gran parada de Ponzo a disparo raso de Arkaitz o un tiro de Rodri rozando el larguero en una superioridad en ataque, fueron solo un puñado de las muchas acciones que tuvo el Zamora.

Pero los rojiblancos perdonaron y dejaron con vida a un Marino que no lo desaprovechó. En la última jugada del partido, un centro lateral raso era rematado por Baba en el primer palo para darle el empate, llevar la alegría a su equipo y hundir a un Zamora que sigue sin ganar en lo que va de 2015. La crisis del Zamora se agudiza.

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