El Freestyle por fin regresó a Zamora. Después de casi una década desde que este formato pisara por última vez la capital zamorana, los aficionados al motor esperaban ansiosos la celebración del freestyle que tuvo que ser aplazado por la lluvia el pasado fin de semana. Con media entrada de la Plaza de Toros ocupada, seis pilotos se batieron ante los seguidores, ávidos del rugir de los motores y sobre todo de los trucos imposibles.
Como siempre, la presentación y la conducción de Javier Rufete estuvo a un gran nivel y fue presentando uno a uno a todos los participantes. La primera prueba fue la de las ‘plegadas’ y tras eso se entraba en la disputa de la Copa de España donde los cuatro pilotos participantes (Meyer y Moreno no participaban en esta ronda) dispusieron de dos minutos y medio ininterrumpidos para ofrecer sus habilidades en los saltos. Tras cada ronda, el jurado otorga un salto más a cada piloto para ofrecer al respetable su ‘trick’ más llamativo. No fue un concurso especialmente vistoso para el espectador, con cuatro pilotos que no terminaron de estar cómodos en la rampa del coso zamorano.
Después de la parte más competitiva, llegó la recta final del evento, donde los zamoranos se divirtieron de verdad. Y es que Meyer, campeón de los X-Pilots americanos, y Pedro Moreno, triple campeón de España, realizaron una serie de saltos de mucho mérito y que obligaron a los aficionados a levantarse del asiento para corear cada uno de los trucos.
Ovación cerrada para ambos pilotos que cerraron la noche, junto a los cuatro participantes de la Copa de España, con un carrusel que sirvió para echar el telón al regreso del Freestyle a Zamora.
Meyer y Moreno levantan del asiento al público zamorano en el Freestyle
Los dos pilotos ya consagrados mostraron sus mejores trucos a un público zamorano que no terminó de entrar en calor hasta los últimos instantes con la exhibición del campeón de los X-Pilots americanos y del triple campeón de España. En los duelos de la Copa de España, los cuatro pilotos participantes no terminaron de estar cómodos en la rampa del coso zamorano.
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