Ambos jugadores fueron parte importante del ascenso logrado en la pasada temporada con su espíritu de lucha y superación, y son un ejemplo para la incipiente cantera zamorana y para todos los amantes de este deporte. 

Miguel Camino de la Cal es un extremo vallisoletano nacido en el año 1993, que en septiembre cumplirá 21 años. Estudiante de Ingeniería Civil, la próxima será su cuarta temporada en Zamora, a donde llegó con apenas 17 años desde la cantera de La Enseñanza de Valladolid. Nombrado en 2011 mejor jugador juvenil de Castilla y León, desde que llegó a Zamora ha dejado una huella imborrable en la cancha y en el vestuario. Humilde como pocos y trabajador incansable, el año pasado fue uno de los protagonistas de la gran temporada del MMT Seguros.

Autor de 150 goles (décimo cuarto máximo goleador de la División de Honor Plata) y de actuaciones memorables como su encuentro en Zamora ante el Academia Octavio, en Rentería ante el Ereintza cuando anotó el gol de la victoria, o el último partido de la temporada en La Albericia de Santander. Sus vertiginosos contragolpes y su comunión con la grada le hacen ser uno de los jugadores más queridos del plantel de Eduardo García Valiente.

“Una de las cosas que más he valorado de pertenecer a este club es el grupo que somos dentro y fuera de la pista, en los buenos y malos momentos. Me he sentido muy querido por el club y por la maravillosa afición desde el principio”, comentaba Miguel. En cuanto a los nuevos retos, decía: “Para mí es un orgullo y un placer poder jugar en liga ASOBAL con el equipo que apostó por mi cuando tenía 17 años… El objetivo de la permanencia será complicado pero lo que sí puedo prometer es mucho trabajo y que me dejaré todo por intentar que la ciudad de Zamora se mantenga donde merece estar, en la máxima categoría del balonmano nacional”.

 Luis Posado Domínguez tal vez sea el reflejo más claro de lo que es el Balonmano Zamora. El más joven del plantel (en diciembre cumplirá 19 años) cuando ni siquiera había alcanzado la mayoría de edad, tuvo la papeleta más complicada de la pasada temporada: sustituir en la portería al veterano Alberto Miranda, durante prácticamente toda la primera vuelta de la competición. Fueron meses duros y muy difíciles para el joven guardameta zamorano, que afrontó con una madurez impropia para su edad.

Este estudiante de Medicina acumuló miles de kilómetros para no perderse ni un solo entrenamiento y conseguir firmar encuentros para enmarcar, como el celebrado en el Manuel Camba ante el Alcobendas al que dejó en unos exiguos 20 tantos, o su segunda parte en Palma del Río en la que únicamente encajó 8 goles. La próxima temporada será un nuevo reto para este joven zamorano, que desde sus 195 centímetros seguirá trabajando para no perder comba: “Jugar en Asobal en el equipo de tu casa con tus amigos, y medirte a tus ídolos, es un sueño hecho realidad, aunque somos conscientes de que no va a ser nada fácil”.

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