Los tópicos están compuestos de una sucesión de obviedades que los convierten en algo recurrente, previsible, en una generalidad que, habitualmente, coincide con la realidad por mera repetición. Uno de esos tópicos más asentados en relación con el Balonmano Zamora es el coraje, la fuerza mental y el amor propio de jugadores y cuerpo técnico, que tiran de esa preciada cualidad ante las situaciones más complejas, en los momentos más delicados y cuando la táctica o la técnica no son suficientes y es necesario apelar a ese cariñoso mote que se han ganado con el tiempo, 'los guerreros de Viriato'.

Uno de esos momentos lo vivieron los pistacho en la primera jornada de liga, cuando lograron remontar ante el Ademar aunque terminaron perdiendo. Una semana más tarde, en Zaragoza ante Balonmano Aragón, un excelso parcial en el comienzo de la segunda mitad valió los dos primeros puntos para los de García Valiente. El sábado en Huesca, estos arreones de casta estuvieron a punto de dar un susto a un equipo de competición europea. Antes del descanso, tres acciones positivas en la defensa y la gran circulación de balón, permitieron a Peli anotar tres tantos seguidos y colocar al equipo a sólo dos tantos. Finalmente la diferencia en el marcador era de cuatro goles al descanso, que se neutralizaron en apenas cinco minutos, con dos goles seguidos de Jortos, las paradas de Miranda y los tantos de Camino y Juárez, para redondear un 6-2 que dejó el choque en un igualado 19-19.

Sin embargo, dos exclusiones consecutivas para el MMT Seguros Zamora y el gran acierto ofensivo del Bada Huesca, devolvió ese mismo parcial a favor de los locales para sentenciar un partido en el que los pistacho hicieron dudar de las posibilidades de su equipo al millar de aficionados que disfrutó del choque en el Palacio de los Deportes de Huesca.

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