La raíz del Balonmano Zamora, los tres viriatos que nunca dejaron de soñar: "Nuestra mayor satisfacción sería retirarnos con el club en Plata"
Guille García, Fer Ruiz y Jortos suman entre los tres 58 temporadas honrando el escudo pistacho. Con una amplia y reconocida trayectoria, buscan cerrar de algún modo un ciclo, devolviendo a su club en la segunda categoría española del balonmano
Una ciudad que rezuma grandeza, un equipo que es una familia. Sorprende a quien viene de fuera la pasión que se tiene en Zamora por el Balonmano Zamora. El ambiente que se respira en el Ángel Nieto no solo motiva a los suyos, también a los que vienen de fuera, que se adentran en una esfera de grandeza.
Ya no habrá más partidos en el Ángel Nieto en esta temporada, pero queda lo más importante: la fase de ascenso para regresar a la División de Honor Plata. Jortos, Fer Ruíz y Guille García son las raíces profundas que han nutrido al robusto árbol que es el Balonmano Zamora. Este árbol quiere florecer y presumir de hojas. La vida de los tres jugadores está marcada por el inolvidable ascenso de la temporada 2013/2014 en el que se alcanzó la Liga Asobal, en un año en el que se buscaba asentar las bases en Plata. La sabiduría de los tres se mezcla con una dosis de ilusión y pasión.
Los tres jugadores suman 58 temporadas vistiendo la camiseta pistacho. Jortos es el que más cursos acumula como Guerrero de Viriato con 21 temporadas, Fer lleva 19 cursos siendo el lider de la defensa, mientras que Guille, el capitán infatigable, lleva 18 cursos honrando el escudo del Balonmano Zamora. Tres jugadores que, con su veteranía, experiencia e ilusión, han sido pilares fundamentales en el crecimiento del Balonmano Zamora desde sus inicios. Tres jugadores que aportan veteranía, experiencia e ilusión por el club que les ha visto crecer, tres raíces profundas que han nutrido el árbol que es el Balonmano Zamora.
“Hay ilusión y una responsabilidad extra por inculcar a los jóvenes nuestra experiencia en fases que tenemos en nuestra espalda”, apunta Fer mientras se acomoda el vendaje de los dedos para incorporarse al grupo de entrenamiento. En el vestuario, el ambiente acompaña y Guille lo vive con naturalidad. “La gente está muy animada, va todo bastante fluido. Es mucho más fácil cuando las cosas van de cara”, sostiene. La fase de ascenso arranca hoy y se prolongará hasta el domingo 18 de mayo. Los cuatro rivales que conforman el Grupo III (donde están los pistachos) jugarán una especie de liguilla en la que asciende el primer clasificado, mientras que el segundo tendrá la posibilidad de una última bala: el play-out.
Tranquilos, pero con ambición
En esta fase, los nervios juegan una mala pasada y eso lo sabe bien Jortos, quien recuerda su primera fase de promoción. “No ascendimos, por eso traslado un mensaje de tranquilidad, sobre todo a los jóvenes porque han demostrado que tienen calidad de sobra para ascender”, apunta el primera línea. “Hay jugadores que solo lo viven una vez en la vida y hay que disfrutarlo”, sostiene.
Sobre cómo es posible mantener la motivación después de 21 temporadas, Jortos explica que es ilusionante “formar parte de un grupo, intentar ayudar y disfrutar de lo que se hace”. El sorteo para conformar los grupos de ascenso llegó con polémica. Los pistacho fueron encuadrados en un grupo, pero la Federación les trasladó al grupo actual. Guille evita las polémicas: “Cuando acabé miré dónde nos había tocado. Es un grupo bonito para una fase de ascenso”, afirma.
El fin de semana en Córdoba será cargado. Esperan el Cajasur Córdoba, el Balonmano Gáldar (Canarias) y el Sant Cugat (Cataluña). El primero de esta 'liguilla 'asciende a Plata. Fer ejerce el papel de ‘padre’ y vuelve a lanzar un mensaje a los Oier, Pau, Eugenio o Marco, jóvenes jugadores que viven con optimismo esta fase. “Las cosas llegan, que confíen en todo lo bueno que han hecho durante toda la temporada y si no llegan hay que dar la mano al rival”. Por su parte, Jortos insiste en la serenidad: “Los jóvenes tienen todavía muchos kilómetros que recorrer. Tienen el motor nuevo… pero deben estar tranquilos. Si están más tranquilos, vamos a jugar mejor”.
Balonmano Zamora: vida, familia, pasión y legado
Y cuando se les pregunta qué significa para ellos el Balonmano Zamora, las palabras florecen. “Es el resumen de nuestra vida deportiva. Todo lo que he jugado ha sido aquí”, apunta Guille, amarrado al club de su vida. En Fer también brotan las buenas palabras: “Es un modo de vida, ver gente que solía acompañar y ahora son amigos de una familia. Es mi segunda familia”. Y Jortos pone voz a la emoción: “No concibo ahora mismo mi vida sin venir a entrenar, sin luchar a diario por mejorar. Nosotros también estamos aprendiendo mucho de los jóvenes y es genial contagiarse de ellos”, apunta.
Ascender por los jóvenes, la afición y cerrar un ciclo
El ascenso, para ellos, no es solo subir de categoría, es cerrar un ciclo: “Volver a la categoría que tanto nos costó llegar y mantenernos… sería una alegría”, reconoce Guille. Fer lo dice con aún más fuerza: “Para mí sería dejar el Balonmano Zamora donde se merece, donde nunca debió bajar… sería la mayor satisfacción retirarnos dejándolo en Plata”.
Y Jortos, con la voz del veterano que sabe que lo más importante no siempre es el resultado, concluye: “A lo mejor no es lo más importante que recordemos en nuestras vidas… pero el club se merece estar en Plata. Por los jóvenes, por la afición, por todo. La afición es un diez. También por ellos hay que luchar”.
La cuenta atrás se acaba y el Balonmano Zamora empieza el arduo camino hacia el ascenso, la lucha por la honra. El escudo que llevan en su pecho representa a una ciudad volcada con un deporte sin entender de categorías. El Balonmano Zamora está en buenas manos para batallar.
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