Era una jornada en la que los pronósticos y la lógica apuntaban a que el Real Oviedo seguiría su marcha imperial. Los carbayones llegaban a la capital del Duero después de completar una vuelta sin perder y se veían las caras ante un Zamora en constante decadencia que al menor imprevisto se descompone. Esos ingredientes eran los que hacían que todo apuntase a una victoria del equipo visitante. Unos pronósticos que se cumplieron y que llevaron al Real Oviedo a ganar por 1-4.

Pero más allá de la derrota, que podía entrar dentro de lo normal, lo que más preocupó a la hinchada local fueron las paupérrimas sensaciones que transmitió el Zamora a partir de ese fatídico minuto veinte, a partir del cual los rojiblancos se descompusieron. Los zamoranos no tuvieron seguridad atrás, fueron incapaces de tener la posesión en el centro del campo en ninguna fase del choque y arriba solo aparecieron en los últimos minutos con el partido 0-4 y mientras los visitantes celebraban el triunfo que les acerca a la consecución matemática del campeonato.

Al descanso, el Real Oviedo ya había anotado dos dianas. Ambas, en dos errores garrafales del Zamora y ambas precedidas de sendas pérdidas en posiciones letales. Primero Sergio García, que dejó en evidencia a los centrales con una carrera vertiginosa a la espalda y una definición desde la frontal del área superlativa, y después Borja Valle aprovechando una pérdida de Cristian en su propia área.

Tras el asueto, el partido cambió muy poco y el Zamora siguió siendo un muñeco a manos de un Real Oviedo que jugaba a placer y daba la sensación de poder marcar los goles que necesitase. En este panorama llegaron otros dos tantos más para los carbayones. Primero Borja Valle, en una indecisión de la defensa y el portero zamorano, y después Dioni, en una nueva cabalgada a la espalda de la defensa y en una definición perfecta al segundo palo, ponían el desalentador 0-4. Antes, una parte representativa de la afición local pedía la dimisión de Roberto Aguirre y de Segismundo Ferrero a falta de cuatro jornadas para el final del campeonato.

En el último minuto del partido, Manu Gavilán conseguía el tanto del honor para poner el 1-4 definitivo que aunque relativamente lógico por potencial de plantillas, dejó una pesadumbre absoluta en la parroquia local por las malas sensaciones de un Zamora que cae al descenso directo, se coloca a un punto de la promoción y a dos puntos de la permanencia.

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