Esos tres ingredientes rompieron de un plumazo las esperanzas y las ilusiones del club pistacho que ve como no podrán medirse a un equipo de Liga Asobal en la siguiente ronda de la Copa del Rey.
El duelo comenzó con el MMT Seguros más enchufado, alegre en ataque y sufriendo poco en defensa. Los cántabros notaban el viaje en sus piernas y arrancaban los primeros minutos sin esa chispa necesaria en cada partido. Eso lo aprovechaba el MMT Seguros para colocar un 10-5 alentador para la parroquia local. Con ese parcial, el técnico visitante decidió cambiar de portero y la jugada le salió bien. Y es que el nuevo meta sostuvo a su equipo durante todo el encuentro, sobre todo en un final superlativo parando cuatro siete metros y desquiciando a los jugadores zamoranos.
Además, a raíz de ese 10-5 local, los colegiados empezaron a mostrarse más permisivos con los pasos del Sinfín en cada ataque, y la defensa zamorana, abrumada, fue incapaz de adaptarse a eso. Luis Posado se veía poco acompañado por una defensa que comenzó a dejar demasiado sueltos a los artilleros cántabros. Con todo, el partido llegaba al descanso con una ventaja mínima para los visitantes por 16-17.
En la reanudación, con un 20-22 en el luminoso, el duelo sufría un parón por un apagón parcial de los focos del Manuel Camba. Cuando se reestableció el alumbrado, el partido se terminó de escapar para un MMT Seguros que vendió muy cara la derrota, peleando hasta el último segundo. Una entrega que fue tremendamente agradecida por los aficionados zamoranos que abarrotaron el pabellón y que ya piensan en el campeonato doméstico donde la permanencia es el gran objetivo.