Ganó el Zamora y lo festejó su afición que, acostumbrada esta temporada a tránsitos placenteros, ha tenido que volver a sufrir, por segunda semana consecutiva, para ver un triunfo de los suyos. Bendito trance para una hinchada que no quiso perderse uno de los partidos más importantes de la campaña y que acudió fiel a la cita. Más de mil personas presenciaron el duelo en la cumbre del grupo VIII de la Tercera División.

Los más sufridos, los socios de preferencia, los receptores de todas las inclemencias meteorológicas, que esta vez tuvieron que resguardarse en la parte alta de la grada lateral para evitar que la lluvia les empapara durante el encuentro. El resto, desde sus butacas, siguieron con intensidad el duelo hasta el pitido final, cuando pudieron ovacionar a los suyos después de tres puntos más que acercan al Zamora al título.

Lo peor, el pique entre miembros de ambas aficiones, robo de pancarta por parte de la hinchada segoviana incluido. Los cánticos desafortunados empañaron el desarrollo del choque, aunque por suerte la situación no fue a más.

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