A pedir de boca. Así comenzó el encuentro para los locales y sus aficionados. La rapidez de los tantos impidió que incluso algunos seguidores pudieran disfrutar de los mismos al no estar presentes todavía en sus asientos.
Agustín Coscia fue el culpable de la situación, ya que en el minuto dos firmaba el 1-0 y en el siete sellaba el 2-0. Dos goles que allanaban el encuentro sobre el césped y llenaban de jubilo a un Ruta de la Plata volcado con sus jugadores. Aplausos y celebraciones fueron el claro reflejo de la euforia entre una afición que estaba disfrutando nada más llegar al campo.
La alegría no se quedó ahí, puesto que el atacante argentino provocaba un penalti en el minuto 42, solo uno después de que la Cultural Leonesa acortase distancias con un gol de Julen Castañeda. Pero la pena máxima permitió devolver la ventaja de dos tantos, lograda por el capitán Dani Hernández desde los once metros. La fiesta volvió a una grada que despidió a los suyos al descanso con una sonora ovación.
El miedo llegó al Ruta de la Plata en el segundo tiempo, concretamente en los primeros compases. Héctor Hernández remataba a la red una buena jugada, pero el linier decretaba fuera de juego y permitía respirar a un Zamora CF que salió más calmado de lo que debía. Un sentimiento que se volvió a respirar en el ambiente pasados unos minutos, pero por cuestiones totalmente diferentes. Rodas se desplomó sobre el verde, obligando a salir a los sanitarios de Cruz Roja que lo tumbaron de lado para evitar males mayores y lo sacaron en camilla. Situación que acalló a un estadio pendiente del estado de salud del futbolista, que sobre la camilla gesticuló y dejó más tranquilos a los aficionados.
Los aplausos volvieron a recuperar protagonismo con el primer cambio de Movilla, dando entrada a Guille Perero a costa de un Delmonte que cuajó un gran primer tiempo a pesar de jugar con molestias y únicamente haber entrenado un día esta semana. Agradecimiento al argentino por su sacrificio y por su gran nivel.
La ovación volvió a darse en el minuto 68 para agradecer su esfuerzo a un Álex Menéndez tras recorrerse todo el campo para encontrar un uno contra uno que el guardameta visitante marcó a córner. Los fantasmas salieron a relucir en el tramo final, cuando Bravo anotó el 3-2 en el 82’ y apagó ligeramente a una afición que, sin embargo, volvió a responder cuando su equipo más lo necesitaba.
Mapisa fue la nota sorprendente de la tarde. Movilla dio entrada al guardameta como jugador de campo en lugar de Coscia, sorprendiendo a toda una grada que animó al jugador cada vez que tenía cerca el esférico. Momento inolvidable para cerrar una tarde con tres goles a favor y tres puntos.