Emotivo, no pudo ser de otra forma. Una despedida no siempre tiene que ser agria. Lo es porque se deja atrás una etapa muy importante de la vida, pero se abre una nueva puerta, con nuevas experiencias. La capitana del Zamarat, la número 10, Adrijana Knežević, se despidió del baloncesto como jugadora, ya que pronto se adentrará en el mundo de la dirección, como entrenadora. El número 10 hace referencia a cómo es la serbia como persona. La alero llegó en 2022 a Zamora y, tres años después, se despide de un Ángel Nieto que se ha rendido a sus pies.
Knezevic ha dejado muchas anécdotas en la familia naranja, que temporada tras temporada fructifica. Sara Castro, Irene Lahuerta, ahora en el Leganés, y Vicky Llorente, del Domusa Teknik, ejercieron de altavoces de todas las historias que ha dejado Adrijana en Zamora, como sus pequeños errores con el vocabulario español.
“He estado nerviosa toda la semana porque no sabía cómo iba a salir todo, pero no tenía miedo porque sé que tengo muchas personas que me quieren”, apuntó la capitana, emocionada, después de visualizar el vídeo homenaje de compañeras de equipo, amigos y familiares homenajeando su trayectoria en el baloncesto. “Quiero dar las gracias al baloncesto por darme todos estos años maravillosos”, sostuvo.
El Ángel Nieto se rindió a la 10 naranja. Aplausos, flores y un sinfín de abrazos. “Me acogieron como parte de Zamora. El club y la afición me quieren y me gusta sentirme como en casa. Ojalá las gradas se queden así todos los partidos porque es muy chulo vivir este tipo de momentos”, apuntó la alero serbia con corazón zamorano.
Hace tres años el Zamarat hizo oficial su fichaje, y a partir de ese momento empezó el idilio de Knežević con Zamora. “Me facilitaron la vida, me la ponían muy fácil porque cualquier cosa que necesitaba me la conseguían. Me daban mucho cariño, me trataban como una reina, me respetaban mucho. Devolví de la misma manera, intentando siempre cumplir mis deberes de jugadora, este año como capitana”, apuntó la capitana, ensalzando el valor del esfuerzo inculcado por sus padres. “Desde que nací, mis padres me enseñaron que, cuando te dediques a una cosa hay que dar todo, hay que ser profesional. Espero que niñas que vienen a jugar baloncesto puedan coger un ejemplo mío y seguro que van a llegar lejos”, señaló.
El hueco que deja la serbia será grande. Será raro no ver a Adrijana Knežević luchando cada balón, haciéndose gigante bajo el aro o asistiendo. El número 10 siempre tendrá un significado especial. “Ojalá todas las chicas que lleven el número 10 se despidan como el día de hoy, como me despido yo”.
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