'¡Que somos de primera!'. Era una de las expresiones más utilizadas durante la tarde en una ciudad que todavía no terminaba de creerse lo que estaba viviendo. Miles de corazones zamoranos latían al unísono haciendo vibrar a una ciudad que, sin atisbo de duda, era este domingo una de las más felices del mundo. David Movilla y sus chicos habían hecho historia. Eligieron creer, infundieron en su afición, en la ciudad y en la provincia ese espíritu combativo y esa mentalidad ganadora y, juntos, remaron, remontaron corrientes imposibles y lucharon lo inimaginable para cumplir el sueño de todos ascendiendo a Primera RFEF.
En torno a las 23:30 de esta noche, el autobús de los héroes del ascenso hacía su esperada aparición ante miles de zamoranos que, desde el mismo final del encuentro, ya habían acudido a La Marina para no perderse ni un solo detalle de la celebración. Los jugadores demostraron una vez más que no son solo miembros de un equipo, sino que son una familia y que verdaderamente sienten los colores, el escudo y la ciudad a la que representan y se fundieron en una celebración que ya pasará a los anales de la historia del deporte de la provincia.
La noche iba a ser larga, pero como el propio David Movilla señaló en varias ocasiones durante la temporada, "cuando la cabeza va bien, las piernas vuelan". Y es que hoy la cabeza no podía ir mejor, sabiendo que la alegría era máxima en una temporada que, pese a las múltiples complicaciones, ha terminado de la mejor manera posible.
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