El Zamarat volvió a las andadas en Cáceres. El conjunto naranja perdió con claridad en la pista del último clasificado en un duelo en el que pagó su relajación y ausencia de carácter competitivo a partir del minuto quince. Hasta entonces, las mujeres de Lucas Fernández gobernaron con comodidad sobre la pista extremeña. Incluso, lograron una brecha interesante de doce puntos (21-33), pero hasta ahí llegó la tensión. Los dos cuartos y medio restantes fueron un cúmulo de despropósitos y un regalo para las locales que, ávidas de victorias, no desaprovecharon el ofrecimiento.

Así pues, el duelo tuvo dos caras contrapuestas. La primera mostró a un Zamarat sólido, anotador, serio y mandón. Más parecido al del tramo final del partido ante el Cadí La Seu que al de los últimos encuentros lejos del Ángel Nieto. Además, las naranjas contaron con la ventaja que les aportaba el acierto de Mieloszynska, que convirtió dieciséis puntos en quince minutos y que metió la directa para que las de Lucas Fernández encarrilaran un triunfo que habría supuesto la salvación virtual.

No obstante, esos doce puntos de diferencia fueron menguando paulatinamente a partir de entonces. El CB Al Qazeres elevó el nivel, necesitado como estaba de una victoria, y el Zamarat se amilanó. Lejos de sacar a relucir la garra del sábado pasado, las naranjas aceptaron la derrota en la batalla física y lo fiaron todo a la ventaja que habían obtenido mientras las cosas marchaban según el plan trazado.

Esa estrategia les sirvió para mantenerse en el partido hasta los últimos instantes del tercer cuarto. Las locales no terminaban de coger el toro por los cuernos y las canastas de Pirsic en la pintura y de Marina Delgado, casi de cualquier modo, sujetaban al Zamarat al discurrir por el minuto 28 del choque (44-44). Ahí comenzó la debacle. Una serie de acciones positivas permitió a las cacereñas tomar una pequeña ventaja en el marcador y, sobre todo, ganar confianza para ir definitivamente a ganar el encuentro. No hubo reacción visitante.

De aquel 44-44 se pasó a un inaudito 70-48, tras un parcial de 26-4 en apenas ocho minutos. El Zamarat resultó ser un juguete en manos del colista, que hizo sangre y que incluso llegó a acercarse a la posibilidad de llevarse el average, a pesar de llegar al choque con la losa que suponía el 89-63 de la ida. Un pequeño rastro de orgullo de las zamoranas impidió que el Al Qazeres elevara la renta hasta ese punto, pero ese arrebato final no limpia la imagen de un equipo que volvió a demostrar poco carácter competitivo lejos del Ángel Nieto.

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