Había ansia de venganza. Zamarat y Estepona, tercer y cuarto clasificado, se vieron las caras y ofrecieron a su público un partido duro, intenso, que se decantó en la prórroga (70-75) a favor de las malagueñas. Aplauso del público a los dos equipos por deleitar a su público con su esfuerzo y entrega. No hubo suerte, fallaron las fuerzas y la puntería en el momento más importante, pero si este Zamora compite así será muy dificil que le hundan.
La puesta en escena del Zamarat fue fría; los brazos no estaban engrasados en los primeros minutos, en los que el Estepona escenificó su buen juego y poderío físico. Marina Gea fue un martillo pilón, mientras que las naranjas no supieron neutralizar los ataques de un cuadro malagueño que no es de extrañar que esté en lo alto de la clasificación con un juego serio, solvente y fiable. El primer cuarto se cerró con una losa de siete puntos (16-23).
Todo indicaba que el segundo cuarto iba a ser similar, con el Estepona marcando el ritmo de partido. La desventaja se siguió moviendo en los siete puntos, hasta que Estel Puiggros, a quien su equipo recurre en los momentos de sofoco, sacó su metralleta para dejar a las naranjas a solo dos puntos de su rival. La respuesta de las naranjas fue excelente y se fueron a los vestuarios con una sonrisa en el rostro, después de levantar su losa e irse con una renta de tres puntos (33-30).
El parqué estuvo electrizante en el tercer cuarto. El Zamarat tenía la difícil tarea de seguir conservando esa gustosa ventaja. Sherril anotó cuatro puntos consecutivos y amenazó con la igualada. Sí lo hizo Lawrence con un triple que silenció el Ángel Nieto por unos segundos, aunque Puiggros reanimó a sus aficionados con otro más tres.
La mecha del Zamarat ya estaba encendida e iba a ser difícil de apagar. Y en el último cuarto, el decisivo, el que marca sentencias, iban a lucirse las naranjas. De nuevo se congeló el pabellón, esta vez por Davinia, quien abandonó la pista por un golpe en la cara tras una pugna. Aina transformó desde el perímetro (60-51), obligando al Estepona a congelar el cronómetro para airear las ideas. Aún quedaba un mundo por delante.
El Zamarat se fortificó, imponiendo una defensa dura que agotó las posesiones del Estepona. La arenga de su técnico despejó las dudas del bloque malagueño. Sin paracaídas (62-62), las naranjas vieron cómo, en un abrir y cerrar de ojos, la ventaja se redujo a nada.
Vasconcelos decidió entonces meter a sus mejores bazas: Puiggros, Aina, Sarah Polleros y Bea Sánchez, para ir a por el partido. Con algo más de un minuto por disputarse, Aina sacó un 2+1 que puso el (67-65) en el electrónico. El corazón iba a cientos de pulsaciones por minuto, no hubo uñas para morderse. Zamarat no acertó en su posesión, tampoco lo hizo Estepona y el encuentro se encaminó a la prórroga.
Prórroga para inclinar la balanza
La puntería se congeló para el Zamarat en el momento más decisivo. No entró la bola, solo los tiros libres de Aina.
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