El deporte suele ser lo suficientemente ingrato como para que un gol decida si diez meses de trabajo se traducen en una simple palmada en la espalda o si por el contrario desata un torrente de alegría incontrolada. Un gol. Una decisión. Una milésima de segundo. Cualquier detalle marca la alegría del fracaso en deporte.
La diferencia objetiva de esta temporada con respecto a la anterior para el Balonmano Zamora ha sido un partido. La campaña pasada ese duelo se perdió. En este caso, ese último choque salió de cara. Mismo equipo, mismo bloque, mismo trabajo, mismo esfuerzo, misma afición, pero un cambio. Un gol que derivó en una fiesta colosal este lunes por el centro de la capital del Duero en la que los zamoranos pudieron agradecer al equipo su entrega, su esfuerzo, su trabajo, su tesón, su coraje, su fe, y esta vez también el ascenso.
Un ascenso para el que ya trabaja el MMT Seguros, como confirmaron este lunes en la sede del propio patrocinador ambas partes. MMT Seguros seguirá, aunque todavía está por determinar la ayuda económica. Eso sí, presidente y entrenador del BM Zamora hicieron un llamamiento a afición, patrocinadores y colaboradores: “Será un año mucho más duro que cuando bajamos. Necesitamos que todos arrimemos un poco más el hombro y hay que entenderlo”, esgrimían.
Tras esa visita al patrocinador llegó el momento de la locura, el desenfreno y el frenesí. Primero la Marina, con los bomberos remojando a los hinchas. Después rúa por Santa Clara con el tren turístico. Y por último, saludos desde el balcón del Ayuntamiento para deleite de unos hinchas entregados.
Finalizan tres días inolvidables en los que el MMT Seguros regresa a la Asobal. “No podemos normalizar lo que hemos conseguido, porque lo que estamos haciendo con los medios que tenemos tiene un mérito enorme”, advertía García Valiente, que recordaba los tres ascensos en apenas un lustro. Zamora es de Asobal. La celebración fue de época. Ahora falta saber si Zamora es capaz de consolidarse en la élite.
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