El filial del Zamora Club de Fútbol sumó su segunda derrota en su segunda jornada ejerciendo como local. Después de caer en la primera jornada ante el Unionistas de Salamanca, los de Miguel Losada llegaban al encuentro con ganas de tributar la primera victoria a su hinchada, pero no pudo ser. Los rojiblancos pusieron el control y el juego, pero no tuvieron la profundidad suficiente como para transformar en ocasiones claras ese dominio territorial y del esférico.
La contienda comenzó con quince minutos de retraso, al llegar tarde el equipo visitante por un problema mecánico en su autobús. Ese imprevisto se unió a otro más, y fue que los zamoranos recibían el primer, y decisivo tanto, en el minuto cuatro de la contienda. El ariete visitante aprovechaba un balón muerto en la frontal del área para enganchar el cuero y enviarlo lejos del alcance de Fer.
A partir de ese gol, el partido fue de claro color local en cuanto a posesión. El equipo de Miguel Losada fue superior al Laguna en cuanto a criterio a la hora de jugar, de tratar bien la pelota, de hacer posesiones largas y de buscar la meta rival. Eso sí, esa posesión no se tradujo casi en ningún momento en ocasiones de gol. Además, el equipo se mostraba algo endeble en defensa, por lo que cualquier pérdida en zona de creación o cualquier contragolpe generaban incertidumbre a la retaguardia de los zamoranos.
Pasaban los minutos y el gol no llegaba. El paso por los vestuarios cambió poco la situación. El Zamora seguía dominando territorialmente el partido, y monopolizaba la posesión, pero no terminaba de estar fino en los últimos metros ante una poblada y muy seria defensa vallisoletana. Los minutos pasaban y los rojiblancos no encontraban el camino del gol. Por su parte, el Laguna, al igual que en la primera parte, aprovechaba acciones rápidas para lanzar contragolpes e intentar sentenciar.
Pero al final, ni Zamora ni Laguna pudieron hacer gol y el tanto en el minuto 4 de los vallisoletanos valió su peso en oro. Una gol que deja al Zamora con la segunda derrota en dos jornadas en casa, con la sensación de que el equipo evoluciona por el buen camino pero sin terminar de controlar lo que sucede en las áreas, tanto en la propia como en la rival.
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