El Zamora CF se hunde en Pontevedra en una caótica primera mitad y sigue su mala racha

Llegaba este sábado el Zamora CF a Pasarón con la premisa clara de abandonar la mala dinámica como visitante. Y es que los de Juan Sabas llegaban a este encuentro sin haber logrado ganar lejos del Ruta de la Plata en el presente curso. Enfrente, estaría un Pontevedra que solo había logrado una victoria como local. Así, zamoranos y gallegos se verían las caras en un duelo entre dos equipos necesitados de una victoria para recuperar las buenas sensaciones y comenzar a cambiar dinámicas.

La primera mitad fue prueba de esta circunstancia, con dos escuadras que llevaron la intensidad por bandera desde los primeros compases del partido. Si bien no hubo acercamientos que pusieran en verdaderos apuros a ninguno de los dos guardametas durante los primeros 25 minutos, sí se produjeron ocasiones del Pontevedra a la contra y del Zamora CF, a balón parado.

La polémica se serviría poco después de la media hora de juego, cuando Juan Sabas solicitaba la revisión de videoarbitraje ante una acción de posible tarjera roja para Yelko Pino. Sin embargo, tras unos minutos de revisión por parte del colegiado, la acción quedaría en tarjeta amarilla, puesto que no observó indicios concluyentes de ser una acción merecedora de tarjeta roja directa.

Sería precisamente Yelko Pino el que, en el minuto 43 de la primera mitad, descorchaba el marcador con un tanto que desató la locura en Pontevedra. El capitán local recibía desde la izquierda un balón dentro del área y, al primer toque colocando el interior de su bota derecha, pillaba a contrapié a un Fermín Sobrón que solo pudo observar cómo ese balón se colaba por la escuadra de su derecha.

En escasamente dos minutos, todo se volvía terroríficamente cuesta arriba para los rojiblancos, hoy de verde. Y es que en la acción prácticamente posterior al saque de centro, Luismi Luengo cometía un error de bulto al controlar un balón previsiblemente inocuo. El atacante local aprovechaba el error para quedarse prácticamente solo, pero Luengo sujetó a la desesperada al jugador rival, lo que motivó su expulsión por tarjeta roja directa.

El castigo pudo haber sido mucho mayor de no haber sido, una vez más, gracias a un nuevo milagro de Fermín Sobrón, que a una mano evitó el segundo tanto local logrando una de las paradas de la temporada. Apenas dos minutos después, en un final de primera parte de locura, el Zamora CF a balón parado lograba el empate. Carlos Ramos botaba una falta desde la banda izquierda, Athuman colocaba de cabeza un balón perfecto a los pies de Farrell quien, con su pierna izquierda, hacía el 1-1 con el que el partido se iría al descanso.

Tras la vuelta de los vestuarios, Juan Sabas daba entrada a Kike Márquez en sustitución de Jaime Sancho. No obstante, todo plan que el técnico rojiblanco pudiera tener se esfumaría a los cinco minutos de empezar la segunda mitad. Un balón colgado desde el costado derecho al corazón del área, era rematado de cabeza por Dani Selma quien, ante la pasividad de la zaga visitante, colocaba el 2-1 en el electrónico.

Con todavía media hora por delante, el Pontevedra ponía tierra de por medio desde el banderín del córner. Un balón colgado al primer palo desde el costado izquierdo, era peinado en una jugada de estrategia hacia el segundo, donde aparecía Alain Ribeiro libre de marca para poner el 3-1 en el marcador. El Zamora CF, con 25 minutos por delante para darle la vuelta a una situación que, no obstante, había tomado un cariz trágico para sus intereses.

El Zamora CF ya había bajado los brazos a falta de cinco minutos para finalizar el encuentro. Los locales querían dar una gran alegría a su afición y se aprovecharon nuevamente de la pasividad defensiva zamorana. En un rápido contragolpe, Brais Abelenda se colaba por un pasillo central y batía a Fermín en el mano a mano para hacer el 4-1.

Finalmente, el marcador ya no se movería y el Zamora CF regresaría de vacío de Pasarón. Los visitantes, condenados por errores de bulto en la línea defensiva ante un conjunto local que aprovechó para hacer sangre de cada uno de ellos y endosarle al equipo del Duero una dolorosa goleada, no solo por el resultado en sí, sino por la forma en la que este se ha dado.