El Zamora CF muere de pie en Tenerife y deja una lección de coraje con un hombre menos

Los rojiblancos se van de vació del Helidoro Rodríguez en un duelo que se torció pronto con la expulsión de Athuman en el minuto 6. Fermín detuvo un penalti y Merchán logró el empate, pero los goles de De Jesús y Nacho Gil terminaron por romper las ilusiones

Eslava pelea un balón. Foto: Zamora CF
Eslava pelea un balón. Foto: Zamora CF

El Zamora CF, reencarnado en Viriato, en un guerrero que lucha con el pecho descubierto. Cayó con honores, con dignidad y sin ser merecedor de tal castigo (3-1). El conjunto de Juan Sabas cogió el avión para aterrizar en la isla de Tenerife dispuesto a plantar su bandera. El técnico removió el árbol y presentó dos novedades: Merchán ocupó el lugar que dejó Miki Codina, mientras que en la medular Mario relevó a Carlos Ramos.

Una presentación valiente que se fue al traste en el minuto 6, cuando Athuman vio la roja. Expulsión y penalti a favor del Tenerife. No se había acomodado aún en la trinchera cuando el Zamora ya recibió su primera bala, pero allí estaba Fermín Sobrón para cubrir las espaldas. San Fermín fue felino para atajar el penalti de Enric Gallego.

Sabas sacrificó a Loren Burón para dar entrada a Luengo y reforzar esa defensa que se había quedado huérfana con la expulsuón del keniata. El Tenerife aprovechó su superioridad para volcar su juego por la banda defendida por Rufo. Por esa banda derecha del Zamora llegó el gol del Tenerife, en claro fuera de juego, que no subió al marcador.

Tenerife y Zamora, dos invictos en la categoría. Dos bandos que aún no habían mordido el polvo. Pero también dos ejércitos que llegaban al duelo con solo un tanto recibido. Honor a esa pequeña hinchada rojiblanca que insufló ánimo a un Zamora CF que resistió, que tiró de coraje y valentía para acercarse a la portería de Dani Martín, pero también para cimentar espacios.

Y la bala acabó impactando en el pecho… llegó en el tiempo añadido de la primera parte. Merchán no acertó a despejar. Juanjo recogió el balón y metió un pase al área para que Enric Gallego la empujara a portería. Lo estaba haciendo bien el Zamora, sin empequeñecerse, pero un equipo que hace apenas un par de años peleaba por subir a Primera División es letal. El primer acto acabó caliente, con una tangana que finalizó con una tarjeta amarilla para Luengo y De Miguel.

No había transcurrido ni un minuto cuando De Miguel estuvo cerca de aprovechar un despiste del Zamora, pero allí estaba Fermín, el santo al que los zamoranos veneran para mantener con vida a los rojiblancos.

Por si los sustos fueran pocos, Eslava recibió una patada en la tráquea. Una acción que el colegiado, tras revisarla en el VAR, no consideró merecedora de tarjeta roja. El Tenerife buscaba el segundo. Cris Montes ya celebraba el gol, pero su rosca se estrelló en el palo y se paseó por la línea de gol sin entrar.

Entonces llegó la oportunidad del Zamora. Una jugada que nació en las botas de Rufo Lucero. El argentino se adentró en el área; el balón acabó en los pies de un jugador del Tenerife, pero Kike Marqués se anticipó para robarle la cartera. Mérchan protegía el esférico mientras el andaluz le reclamaba que se la dejara de cara, pero el propio Mérchan se dio la vuelta y, de la nada, se sacó de la chistera un golazo que besó las mallas de la portería de Dani Martín.

La noche se iba enredando. El VAR volvió a entrar en escena para revisar un posible penalti a favor del Tenerife, pero la acción quedó en nada.

Al pobre Fermín lo estaban acribillando con constantes golpes en cada disputa. Con todo, el Zamora lo estaba haciendo espectacular, resistiendo como un titán en su trinchera. Los minutos no pasaban y el partido se hacía eterno.

Corría el minuto 80 cuando el Tenerife se plantó en la frontal del área de Fermín. Mérchan cayó al suelo tras recibir un balonazo en el costado, y apareció De Miguel para pescar el rechace de un disparo y fusilar a Fermín. Con Farrell, Sancho y Álvaro Romero en el campo, el Zamora buscó a la desesperada un empate que nunca acabaría llegando. Para más inri, Nacho Gil sentenció en el minuto 99 (3-1). Mucho honor el de este Zamora que quiso morir matando y sin complejos ante un conjunto que sudó para poder tumbar a su rival.

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