Los rojiblancos tardaron cinco minutos en meterse en el duelo. La adaptación al terreno de juego, el conocimiento del rival y la lluvia obligaron a los zamoranos a tomarse ese pequeño impás al inicio para introducirse en la dinámica. Pero a partir de esos cinco minutos, el Zamora se adueñó del centro del campo. No en cuanto a una posesión primorosa y preciosista, sino en un perfil más de lucha, pelea e intensidad que permitía que cada acción cayese del lado visitante.
Así llegaron las mejores ocasiones de los zamoranos. Un disparo desde la frontal de Coque, un balón al larguero de Sergi Mut, un remate de De la Nava que se quedó muerto en el segundo palo sin rematador, un disparo en el corazón del área de Cristian que detuvo a bocajarro el meta, un despeje sobre la línea de Guaya cuando entraba Arkaitz y un rechace de De la Nava a despeje de Ponzo, daban la sensación de que el Zamora merecía un gol antes del descanso. El Marino, por su parte, tan solo gozó de una ocasión de Yeo que cortó bien Kurbus.
Llegaba el descanso y el empate parecía injusto para un Zamora que estaba mucho mejor plantado y que buscaba con ahínco la meta rival. Además, atrás estaba muy cómodo sin apenas recibir ocasiones. Pero la segunda parte fue diferente. Los rojiblancos fueron deshinchándose y el Marino creciendo sobre el campo. Los de Quirós comenzaron a apretar, y pese a que no tenían ocasiones claras, la sensación era de que el partido cambiada de bando.
Roberto Aguirre introdujo dos cambios en el tramo final del partido para buscar aire arriba con Aarón Aguado y Manu Gavilán, y precisamente este último tuvo la última ocasión del encuentro al plantarse solo ante el meta; pero el árbitro la invalidó por una más que discutible falta. Antes, el Marino tuvo sus mejores minutos con tres llegadas peligrosas; la más clara, un despeje defectuoso de Dani Mateos tras un córner que pegó en el larguero en el minuto 88.
Al final, empate en un campo complicado, que permite sumar un punto más a un Zamora que ha comenzado mal la temporada y que se marchó con sensación agridulce: negativa por no ganar y positiva porque el equipo fue capaz de dominar muchas partes del encuentro y dejó su portería a cero, uno de los debes más importantes del inicio de liga.
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