La fiesta del fútbol tuvo un final feliz para el Zamora. Después de una jornada en la que la capital del Duero respiró fútbol por los cuatro costados con la invasión de seguidores del Real Oviedo, la batalla final que se disputó en el estadio municipal Ruta de la Plata se la adjudicaron las huestes de Roberto Aguirre. En un duelo muy intenso, muy táctico y con un ambiente de gala en el coliseo rojiblanco, el Zamora aprovechó un gol de Rubén Sánchez para hacer bueno el espléndido trabajo grupal y el destello de unas individualidades en las que sobresalió el portero Imanol, que salvó al Zamora en un tramo final antológico.

La tónica del encuentro fue simple. El Real Oviedo fue dueño de la posesión durante gran parte del duelo. En la primera parte, el equipo carbayón monopolizó la posesión pero apenas inquietó a un Imanol que estuvo muy seguro en los balones aéreos. Mientras, el Zamora se matenía serio, ordenado y aguantando la presión en zona de tres cuartos. Los de Roberto Aguirre taponaron el brillante juego interior del Real Oviedo y obligó al equipo de Robles a buscar balones largos; un tipo de juego que le viene bien al Zamora teniendo en cuenta la rapidez de los zagueros rojiblancos. En ataque, el Zamora solo gozó de una ocasión clara. Miguel Santos recibió un centro de Rubén Sánchez pero no fue capaz de definir con certeza. Su disparo se marchó rozando el palo.

Terminaba el primer acto con más intensidad que juego y con un ambiente espectacular en las gradas. Los jugadores volvían al césped tras las órdenes de los técnicos y el inicio de segunda parte no sentaba nada bien al Oviedo. Era el equipo de Aguirre quien salió más suelto, sin nervios y sabiendo que la primera parte había ido según el guión previsto. Esas buenas sensaciones se tradujeron en tres ocasiones claras para el Zamora. Un penalti que falló Nico Di Biase, un tiro cruzado de Rubén Sánchez a pase de Santos que terminó en gol (min.62), y un mano a mano de Hugo Aguado ante el portero. De ese trío de acciones solo entró una.

El luminoso marcaba 1-0 en el minuto 75 y a partir de ahí el Oviedo se echó arriba sin complejos. Roberto Aguirre se  vio obligado a realizar los tres cambios por lesión. Se fueron Rubén Sánchez, Jacobo y Aarón, y entraron en su lugar Hugo Aguado, Cristian y Ramiro. Ese cambio de sistema metiendo tres centrales facilitó que el empuje del Oviedo se tradujese en hasta cuatro ocasiones claras de gol para los asturianos. Señé fue el carbayón más destacado y hasta en tres ocasiones se encontró con un Imanol soberbio bajo los palos.

Al final, el Zamora aguantó las últimas embestidas asturianas con el apoyo de una afición entregada que agradeció el esfuerzo de los jugadores una vez que el colegiado pitó el final del partido y se confirmó esa victoria monumental de los zamoranos ante un potente Real Oviedo.

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