A las cuatro de la tarde arrancaba la atractiva Gymkana Racing de Automovilismo. Pese a que la hora no era del todo propicia, más de un centenar de personas se congregaron en el aparcamiento del recinto ferial de IFEZA para disfrutar de un espectáculo sobre ruedas. 

Los espectadores buscaban cualquier sombra para cobijarse de los más de 35 grados que azotaban la capital a esas horas. Además, haimas, paraguas y sombrillas ayudaban a los seguidores a sobrellevar mejor el calor. La temperatura, por tanto, era tremendamente elevada tanto en el ambiente, como en el asfalto, como en los neumáticos.

Uno a uno, los participantes pasaban por la carpa de verificaciones y tras la vuelta de reconocimiento de Rubén Sastre, comenzaba su vuelta cada uno de los participantes. Trompos imposibles, velocidades de vértigo y frenadas in extremis estaban permitidas para conseguir cubrir el recorrido en el menor tiempo posible. Todo, con vehículos preparados de manera especial para la competición y sobre todo con una destreza brutal al volante de los pilotos.

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