Acordes de honor para Ciudadanos
La bodega de un bar próximo al local de Ciudadanos fue el rincón escogido por la formación naranja para vivir la noche electoral. En el centro, una gran mesa lucía un mantel en sintonía con el color corporativo del partido y, al fondo, dos roll up con la imagen de Albert Rivera escoltaban a los candidatos sentados en la mesa. Los aspirantes al Congreso, Antonio Requejo y Reyes Merchán, vivían la jornada electoral junto a otros compañeros de partido con nervios y optimismo.
Pendientes de un televisor y de los teléfonos móviles, los candidatos a la Cámara Baja iban conociendo los resultados con una mezcla de entusiasmo, cautela y conformismo. “En este instituto hemos quedado casi empatados”, “en este pueblo vamos muy bien”, se escuchaba. Por órdenes internas del partido, Antonio Requejo no prestaría declaraciones hasta que compareciera el líder a nivel nacional, Albert Rivera. Sin embargo, su comunicación gestual y corporal hablaba por sí sola. A medida que se iban desvelando los datos del escrutinio, Requejo asentía con la cabeza, se abría de brazos, se encogía de hombros o resoplaba.
Ante el ascenso de votos del Partido Popular, los muros de adobe de la bodega eran confidentes de comentarios como “No hay quien los baje de ahí”, “no cambia nada” o “es increíble esta ciudad”. El escrutinio avanzaba y las posibilidades de conseguir el escaño en Zamora se reducían. Pese a ello, la improvisada sede del partido se fue llenando cada vez más de compañeros, familiares y medios de comunicación para escuchar juntos el discurso final de Albert Rivera, aplaudido efusivamente por todos los miembros del partido, conscientes y orgullosos del trabajo arpegiado para contribuir a la creación de un nuevo escenario político en España.
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