¿Se es adicto para toda la vida?

Carlos Roncero, jefe de Psiquiatría del hospital de Salamanca, y Ana Álvarez, jefa de la Unidad de Patología Dual, centro de referencia regional para el tratamiento de drogadicciones, explican que la rehabilitación y la reintegración son posibles, si bien las personas que hayan tenido problemas con las drogas “deben estar alerta” siempre.

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La semana pasada, la jefa de la Unidad de Patología Dual y el jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, centro de referencia regional para el tratamiento de drogadicciones, contaban a este diario el funcionamiento de dicha unidad y las diferentes adicciones que en ella se trataban, así como las patologías que causan las diferentes drogas.

Esas adicciones no perduran toda la vida, como cuentan Ana Álvarez (jefa de la Unidad) y Carlos Roncero (jefe del Psiquiatría), si bien remarcan que aquel que haya tenido un problema con las drogas “debe estar alerta” siempre ya que pueden recaer o ‘engancharse’ a otra sustancia con más facilidad.

Una vez que se es adicto, ¿es para toda la vida?

Carlos Roncero: Las enfermedades mentales, en general, se controlan, se estabilizan y se modulan. Pero muchas de ellas son enfermedades con una tendencia a la cronicidad. La parte buena, entre comillas, de las adicciones, es que se puede llegar a una rehabilitación y a una reintegración. Es posible realizar una vida prácticamente normal, si se tienen precauciones y se evitan situaciones de riesgo.

Desgraciadamente, el que haya tenido un problema con las drogas siempre debe estar alerta y siempre debe cuidarse para evitar recaer, aunque hayan pasado años.

Esto pasa con muchas enfermedades de salud mental, que son enfermedades con tendencia a la cronicidad, y también con muchas enfermedades en medicina general. Se pueden citar algunas como la diabetes, el lupus o la esclerosis, que son enfermedades con tendencia a la cronicidad que se pueden tratar y se pueden estabilizar.

Y a una persona que es adicta, por ejemplo, al cannabis, y consigue rehabilitarse. ¿Se le aconseja no consumir ninguna otra droga, como el alcohol?

Ana Álvarez: Sí. En general, a las personas que han tenido una adicción, como ya tienen una alteración en el sistema dopaminérgico a nivel mesolímbico, el sistema de la recompensa del cerebro está tocado, por lo que siempre se les aconseja no consumir ninguna sustancia con capacidad de crear adicción, porque pueden tener más facilidad para desarrollarla. Es algo que nosotros les decimos siempre a los pacientes.

Y el consumo de algunas drogas, como el cannabis o el alcohol, se da entre gente joven. ¿Se trabaja de alguna manera la prevención o es tarea de otras instituciones?

C.R.: Esto trasciende lo que es el Servicio de Psiquiatría y el Complejo Asistencial. Evidentemente hay entidades públicas, como el Ayuntamiento, la Diputación o la Junta, que tienen programas de prevención que se ejecutan por otras asociaciones, algunas juveniles, y también las asociaciones de tratamiento se dedican a la prevención.

¿Por qué se está produciendo un aumento del consumo de drogas entre la población juvenil? ¿Es que está fallando la prevención o normalizándose la ‘cultura de la droga’?

C.R.: Yo diría que hay dos aspectos. Uno, la percepción de riesgo o de peligro, que en algunos casos ha bajado. Yo creo que, afortunadamente, las autoridades, el Plan Nacional Sobre Drogas y el Comisionado Regional están haciendo campañas para que se transmita a la población joven que no es tomar caramelos, que tiene ciertos riesgos. Evidentemente, por tomar un día o puntualmente, es complicado que pasen grandes cosas pero, que si se hace de una manera repetida, sí, aunque sin embargo todavía no hay mucha percepción de riesgo.

Y luego, hay otro factor, que es la accesibilidad. En cualquier esquina, en cualquier sitio, se puede consumir o comprar cocaína; cannabis, que ni hablamos; tabaco y alcohol, por supuesto. Entonces, todo lo que suponga fácil accesibilidad, facilita que se consuma, y eso está absolutamente estudiado.

También hay una cierta sensación de que algunas sustancias o algunas drogas se asocian a las situaciones de fiesta o a los ambientes lúdicos, que en parte ha sido así por nuestra cultura, pero quizás ahora de una manera mucho más enérgica con sustancias como la cocaína u otras drogas estimulantes, que se asocian a cualquier acto mínimamente social. Entonces, ahí también hay una labor desde el punto de vista de la sociedad y de los medios de comunicación.

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