La Plaza de Toros de Zamora abría sus puertas este sábado en el primero de los tres festejos que durante estos días harán que la capital del Duero sea la capital taurina por excelencia de la comunidad. Este sábado los encargados de saltar al coso zamorano eran Fernando Robleño, Juan del Álamo y Alberto Durán. Para la faena, la plaza tan solo lucía un cuarto de entrada. Eso sí, las previsiones apuntan a que este domingo, con el toreo de Morante de la Puebla, Perera y Talavante el coliseo zamorano presente un entrada de gala.
Era la primera corrida de toros desde que la nueva empresa se hiciera cargo de la gestión de la plaza. Así, tras una brillante novillada y un concurso de cortes de mucho nivel, este sábado les tocaba el turno a los matadores. Fernando Robleño fue el primero en saltar a la arena. El madrileño fue el más práctico de todos los toreros. Fue capaz de sacarles el partido suficiente a sus toros para convencer al respetable de que sus dos actuaciones eran merecedoras de una oreja. Así, tras cortar la primera oreja en el primer lote, se jugó el tipo en el segundo para desorejar nuevamente al astado. Robleño sufrió un revolcón al entrar a matar en el segundo de la tarde, pero tan solo quedó en un susto y pudo repetir la suerte con el acero para sacar el segundo trofeo que le permitía salir por la puerta grande.
Peor suerte corrió Juan del Álamo. En los dos astados cometió el mismo pecado. Tras buenas tandas con la muleta, del Álamo se mostró romo con el acero. Fue incapaz de acertar con la suerte de la espada y eso le impidió llevarse un trofeo a casa. Mención especial merecen toro y torero del quinto de la tarde. El astado, de la ganadería Conde Mayalde, fue ovacionado por el respetable al dar la vuelta al ruedo. Precisamente, fue en ese toro, con unas series majestuosas de Juan del Álamo con la muleta, cuando el respetable le coreó, ya que fueron los momentos que más toreo se vio en la plaza. Aun así, el ya mencionado mal hacer con los aceros le impidió sumar algún trofeo.
Por último, el zamorano Alberto Durán fue el más coreado por los suyos. Desde la salida del astado, con series largas y arriesgadas con el capote, Durán quiso meterse a sus paisanos en el bolsillo. No escatimó en valentía y sufrió un par de sustos cuando el toro le tocó con el lomo en dos acciones. Pese a los dos sustos, Durán siguió con su toreo para conseguir una oreja en cada lote. Al igual que Juan del Álamo, los mejores momentos le llegaron en el último toro, con una continuación de series con la muleta que arrancaron la ovación del público. Al final, y pese a tener que usar el descabello en los dos toros, Durán recibió el beneplácito del presidente de la Plaza con una oreja en cada lote y una merecida puerta grande.
Una puerta grande que ya espera impaciente la llegada este domingo de tres de los mejores toreros del panorama nacional: Morante de la Puebla, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante.
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