La alumna de la Milagrosa Lucía Alonso representará a Zamora en el concurso “Carta a una Militar Española”

Ha sido elegida en el concurso provincial y ahora va a ser la representante en la fase nacional de la VI edición del concurso literario escolar “Carta a una Militar Española

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La alumna Lucía Alonso Rodriguez, matriculada en primero de Bachillerato en el colegio “Medalla Milagrosa” de la ciudad de Zamora, como ganadora de la fase provincial, va a ser la representante en la fase nacional de la VI edición del concurso literario escolar “Carta a una Militar Española”.

Una alumna que muestra poseer una formación sobresaliente como cabe deducir de la lectura de su carta, ha merecido el primer premio entre los cinco colegios concursantes en la Provincia: Medalla Milagrosa, Santísima Trinidad e IES María de Molina, de Zamora; IES González Allende, de Toro, e IES Arribes de Sayago, de Bermillo de Sayago.

El jurado, presidido por el Subdelegado de Defensa en Zamora, coronel don José Andrés Cuéllar Izquierdo, y en el que participaban como vocales, don Luis Antonio Pedraza de Castro en representación de la Dirección Provincial de Educación; doña Carmen Beatriz Ferreras Sebastián, directora del “Club La Opinión-El Correo de Zamora” y periodista; doña Concepción Ventura Crespo, docente y escritora y doña Isabel Ramos Ruiz, Psicopedagoga de orientación educativa; ha resuelto conceder el primer premio en la provincia de Zamora a la citada alumna. Para valorar en lo que se merece el nivel de éxito alcanzado, es preciso hacer notar que ha competido con otros 125 alumnos de los mencionados colegios y la valoración altamente positiva del nivel de calidad de todas y cada una de las cartas ganadoras en los respectivos centros de enseñanza.

Este es el trabajo ganador de Lucía Alonso:

TÚ Apreciada militar,

Así eras tú, hace 50 años. Te ves a ti, con ese vestidito que tanto te gustaba, en primera fila, con solo cuatro años, viendo el desfile militar del Día de la Hispanidad. Te ves a ti, ondeando esa bandera con fuerza, para que con suerte, algún militar se diera cuenta de que estabas ahí, y a lo mejor te mirara. Tú, aunque pequeña, mirabas a ver si había alguna militar chica, pero llegabas a casa decepcionada, preguntándoles a tus padres que por qué las mujeres no podían entrar en las Fuerzas Armadas. Ellos te respondían con un simple “las mujeres tienen que ser mamás”. Tú bajabas la cabeza, y te ibas a tu cuarto para jugar con los aviones, barcos y tanques de tus hermanos más mayores, pero a escondidas, ya que no te podían ver ni tus padres ni tus amigas jugar con juguetes de chicos.

Así eras tú, hace 36 años. Te ves a ti, en esa clase del instituto, donde el profesor pregunta lo que vais a hacer después de terminar los estudios de COU. Mientras las chicas decían enfermeras, maestras y madres; los hombres decían médicos, ingenieros, militares. Tú querías decir militar, pero te tenías que conformar con el típico “No lo sé todavía”, porque si decías militar te decían que estabas loca, y que el lugar de la mujer era la casa. Te hervía la sangre cuando les contabas a tus mejores amigos y familiares que tu corazón te esta diciendo que fueras al ejército, y te intentaban quitar la idea de la cabeza, llamándote loca, machirulo, y diciéndote cosas como “tú no eres como esos hombres”, “no tienes fuerza”, y cosas peores. Intentaste que no te afectaran, pero al final conseguiste que esas palabras te dieran más fuerza para conseguir tu sueño.

Así eras tú, hace 30 años. Te ves en tu graduación, recibiendo la licenciatura en Medicina. Estabas contenta, porque habías conseguido uno de tus sueños. Pero ese sueño no es el que te hacía realmente feliz. Tú sabías que te querías meter en las Fuerzas Armadas. Durante la carrera, les contaste a tus mejores amigas tu deseo de entrar en las FAS. Todas y cada una de las chicas con las que hablaste conocían a alguien con el mismo deseo que tú. No te habías sentido tan feliz en la vida, sabiendo que no estabas sola, que te apoyarían en todo. Juntas empezasteis hablando con bajos ejecutivos del gobierno. Aunque sabías que todo estaba en vuestra contra, vosotras perseverasteis, con la cabeza bien alta. Lo que pensaba la sociedad no os iba a hacer cambiar de ideas. Sabías lo que queríais y fuisteis a por ello. Por fin, después de muchos debates, muchas, muchas largas horas, y unas cuantas lágrimas, lo conseguisteis. Entrasteis 22 valientes, ese día 22 de febrero de 1988, fecha que nunca olvidareis. Disteis un gran paso, sin casi saberlo, hacia la igualdad de género y los derechos de la mujer. Aunque habías alcanzado tu meta, sabías que solo alrededor de un tercio de la sociedad os apoyaba, pero era lo suficiente para seguir adelante.

Así eres tú ahora. Una gran médico militar, con una familia, y con una pareja que te apoya, porque aunque sabías que todo estaba en tu contra, tú sabías que nada ni nadie te podía parar. A veces piensas que ojalá pudieras hablar contigo misma hace 50, 36, o 30 años para decirte que aunque fue muy difícil, que aunque nadie te entendiera, que lo único que tenías que hacer era mantener la cabeza bien alta. Ahora, cuando desfilas, te intentas fijar en esa niña pequeña que está en primera fila, ondeando la bandera con todas sus fuerzas, porque viéndola te ves a ti misma, y te das cuenta de que el proceso hasta llegar donde estás ha sido extremadamente duro, pero viéndola, ves que todo ha merecido la pena.

Respetuosamente,

Una futura médico militar. 

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