Al Amparo de las Capas Pardas
A las doce en punto de la noche, las puertas de la iglesia de San Claudio de Olivares se abrían de par en par para dejar salir a la calle a los 150 hermanos que iban a guiar al Cristo del Amparo en su camino de penitencia.
Ataviados con las típicas capas pardas alistanas, que convierten a esta cofradía en una de las más emblemáticas de la Pasión zamorana, los hermanos procesionaban en silencio iluminados por la Luna y por las tímidas luces de sus faroles.
Tras el Vía Crucis que rezaron en la plaza de San Ildefonso, la comitiva emprendía el camino de regreso. A la puerta del templo se entonaba, como es costumbre, el Miserere Alistano, que ponía fin a este día de miércoles Santo que ha llenado las calles de silencio y solemnidad.
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