Una ballena de 32 metros en su jardín es la última obra de este artista zamorano. Pese a que lleve más de tres décadas viviendo en Mojácar, Bernardino Cortés no reniega de sus orígenes y en sus múltiples entrevistas siempre deja claro que es de Zamora.
Nació en Santibáñez de Vidriales pero la vida le llevó a recorrer diferentes lugares del mundo. Pese a ello, localidad zamorana, la que fue su cuna y casa durante la primera parte de su vida siempre tiene un hueco en las palabras de este artista conceptual.
Su profesión, mecánico, concretamente de maquinaria pesada y trabajó en África durante más de veinte años. Un destino que conoció a través de las fotografías que vio en una tienda y su corazón se enamoró de un lugar a más de 10.000 kilómetros de Santibáñez.
Fue allí donde Nino, en la Ciudad del Cabo, tal y como se le conoce, se enamoró de las ballenas y podía pasarse horas viéndolas en el mar. Regresó a Mojácar ya que se enamoró de lugar en una de sus vacaciones.
Cuando llegó su jubilación se dedicó al arte, a la disciplina la escultura con materiales reciclados. Bernardino no tenía sitio donde exponer su arte y se le ocurrió realizar esta ballena de 32 metros para que su interior fuese el museo de su arte y tras diez años de trabajo pudo inaugurarla.
La obra fue inaugurada el pasado 2021, pero a consecuencia del coronavirus los turistas no podían acceder a esta obra ya que aún se encontraban vigentes las restricciones y esta obra ya dejaba entrever grandes aglomeraciones para conocer esta faraónica obra de arte.
Su corazón se enamoró de un lugar a más de 10.000 kilómetros de Santibáñez
La magnitud no deja indiferente a nadie y es que tal y como ha afirmado Nino en varias entrevistas está realizada a tamaño real y en cuyo interior además se encuentra los otros tesoros de este artista que además se enfoca en materiales reciclados para poder realizarlas.
El final de su obra tuvo lugar el pasado 2021 y su historia dio la vuelta al mundo y ahora el propio Nino ha vuelto a utilizar sus redes sociales para que esta inmensa obra no caiga en el olvido y que los turistas valoren visitarla como un monumento más de la localidad almeriense.
Y es que es casi de visita obligada no solo por su impresionante trabajo si no por las horas de trabajo dedicadas esta obra que le ha llevado a este artista zamorano a trabajar durante más de una década.
Y es que hay quien dedica su jubilación a descansar, a viajar y Nino quiso dedicar su tiempo al arte y no solo a realizarlo si no a compartirlo. La década de trabajo que le ha llevado su obra magna ha sido documentada fielmente por el propio artista como una obra más.
Sin embargo, esta gran ballena no ha sido su único interés durante su proceso de creación. El propio Nino confiesa que también ha dedicado sus esfuerzos al resto de obras que aguardan en el interior de la ballena porque además asegura que es de aburrirse rápido, un rasgo de su personalidad que ya se desdobla de su pasión por viajar por el mundo.
Aunque su destino fuese la playa almeriense, Nino estará encantado de recibir la visita de sus compatriotas zamoranos que no duden en visitar su museo marino como ruta por sus vacaciones por la costa del sol en el la que la esencia zamorana ha dejado su impronta gracias a Bernardino Cortés.
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