La lluvia suspendió el primer desfile de Carnaval en Zamora, pero, por suerte, no hizo acto de presencia este martes. Las previsiones de lluvia pusieron en sobreaviso a los asistentes.
Con el cielo nublado, ocultando el sol no en su totalidad, fueron los coloridos y originales disfraces los que iluminaron la tarde-noche del martes y transformaron la grisácea estampa en una más alegre y musical.
Puntual como un reloj comenzó el desfile más colorido del año, que partió desde la avenida Príncipe de Asturias. Presidieron la comitiva las niñas y niños de la Escuela de Baile Salson, repartiendo globos rosas a los pequeños que sonreían y se quedaban boquiabiertos al ver los bailes y acrobacias.
Con ritmo, los grupos de disfraces fueron caminando por la carretera. Por las calles de Zamora se vio a Los Simpson, también a Gru, mi villano favorito y sus secuaces, los Minions. Hubo tiempo de ver disfraces originales como los relojes de cuco, brillantes medusas o caballitos de mar que lanzando pompas de jabón. También cocineros japoneses cocinando sushi, ninjas, molinillos y jóvenes vestidos con el sari, la prenda tradicional femenina de la India.
La alegre comitiva fue discurriendo por la Marina y Santa Clara hasta llegar a la Plaza Mayor. El desfile maravilló a los asistentes. Los elaborados trajes y la buena sintonía entre protagonistas y público dejaron una tarde para el recuerdo.
Esta mezcla de baile y colorido tiene la virtud de generar emoción en todos los públicos, que escogieron su lugar para poder contemplar el desfile sin perder ni un solo detalle. El Carnaval transporta a todos a narraciones fantásticas, como si uno fuera protagonista de un cuento en el que piratas, dragones y hadas son de carne y hueso.
La lluvia no hizo acto de presencia y se pudo saborear con gusto el aroma del Carnaval en Zamora.
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