Las calificaciones numéricas llegan a su fin en los colegios zamoranos

Educación publica la instrucción con las orientaciones para la evaluación, titulación y promoción para ajustarse a la LomLOE con la complejidad para puntuar las competencias clave

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Varias mochilas en una percha de un aula. EP
Varias mochilas en una percha de un aula. EP

La Consejería de Educación ha publicado la instrucción con las orientaciones para la evaluación y la promoción en Primaria y la evaluación, la promoción y la titulación en Secundaria y Bachillerato para el curso académico 2022-2023, que debe servir para facilitar la labor de los docentes tras el último cambio normativo con la entrada en vigor de la nueva ley educativa LomLOE. Los centros también cuentan con el programa Excel para ponderar el peso de cada asignatura a la hora de puntuar las competencias clave en la evaluación final, que supondrá más trabajo para los docentes por la complejidad que entraña esta novedad. 

El texto precisa, según recogió la Agencia Ical, que el objetivo de la instrucción es “concretar” algunos aspectos recogidos en los decretos a fin de facilitar la evaluación en las diferentes etapas, al precisar que las normas de evaluación publicadas han sido “parcialmente” derogadas. “Las modificaciones, necesarias para adaptar la evaluación a la nueva estructura del currículo, pretenden dar continuidad a la evaluación de cursos precedentes, muestra del buen hacer de los docentes y como herramienta que el profesorado utiliza para garantizar la calidad y buenos resultados del sistema educativo de Castilla y León”, subrayó.

La LomLOE fija el marco para el desarrollo de un nuevo modelo de currículo acorde con la adquisición de competencias que en la ESO se circunscriben a la comunicación lingüística; plurilingüe; matemática y en ciencia, tecnología e ingeniería (Stem); digital; personal, social y de aprender a aprender; ciudadana; emprendedora y conciencia y expresión culturales. Además, cada una de las competencias tienes sus descriptores operativos, hasta un total de 34, que se han tenido que trabajar en cada curso.

Por lo tanto, el profesor deberá evaluar la asignatura que imparte, como siempre ha ocurrido, y luego, en la evaluación final, deberá puntuar los indicadores de logro de las ocho competencias clave. Eso obligará, por ejemplo, a que el docente de Historia decidirá sobre si el alumno ha superado las competencias Stem o de emprendimiento en su materia. 

El secretario de Negociación del sector de Educación de Csif Castilla y León, Mariano González, explica a Ical que, una vez que los inspectores han elaborado un programa Excel para ponderar el peso de cada asignatura a la hora de puntuar las competencias clave en la evaluación final, los equipos directivos de los centros deberán adaptarlos a la hora de poner la nota. En el caso de Primaria, los profesores deberán elegir entre ‘No conseguido’, ‘Bajo’, ‘Medio’ y ‘Alto’ mientras que la puntuación de las competencias clave en Secundaria y Bachillerato será numérica, en una escala del cero al diez.

“Evaluar a cada uno de los alumnos en las ocho competencias clave a través de los 34 descriptores operativos retrasará mucho la evaluación final y se prevé un junio terrorífico”, sentenció. En este sentido, algún profesor de Secundaria advierte que es “imposible” evaluar en 72 horas todo lo que pide la administración. “Que nos digan cómo podemos hacer frente a toda esta burocracia”, se pregunta. No en vano, este docente declara que el perfil competencial de cada alumno es muy diferente, en función de las asignaturas optativas que ha elegido. En los primeros cursos de la ESO, apenas hay cambios pero recuerda que la optatividad se multiplica en tercero y cuarto. 

Además, González recordó la peculiaridad del presente curso escolar ya que la LomLOE se aplica en los cursos impares mientras que la Lomce sigue vigente en los pares, que son, precisamente, los de salida de las etapas para la titulación como Cuarto de la ESO y Segundo de Bachillerato.

En cuanto a la evaluación y la calificación de los aprendizajes del alumnado, no hay cambios por que la instrucción de la Consejería precisa que se mantiene la “misma” finalidad que en cursos anteriores. Es decir, se lleva a cabo para obtener información sobre el progreso del alumno a través del desarrollo de actividades y tareas que el docente pone en práctica al objeto de realizar valoraciones que se utilicen para la toma de decisiones. Por lo tanto, el referente “fundamental”, a fin de valorar el grado de adquisición de conocimientos de las diferentes materias, serán los criterios de evaluación.

En Primaria y Secundaria Obligatoria, tras la sesión de evaluación final, los resultados que correspondan se extenderán en los documentos oficiales de evaluación aplicando ‘Insuficiente’ (del cero al cuatro), ‘Suficiente’ (cinco), ‘Bien’ (seis), ‘Notable’ (siete y ocho) y ‘Sobresaliente’ (nueve y diez). Es decir, las notas numéricas llegan a su fin en los colegios de Castilla y León. En cambio, se mantienen en la Bachillerato, ya que la instrucción de la Junta recoge que la evaluación final (tanto ordinaria como extraordinaria) incluirá las calificaciones numéricas de cero a diez sin decimales. En los tres casos, las notas negativas son las inferiores a cinco. 

Promoción en Primaria

En Educación Primaria, los alumnos de primero, tercero y quinto pasarán al curso siguiente de forma automática. Será en segundo, cuarto y sexto cuando los docentes adoptarán colegiadamente las decisiones de promoción al finalizar el curso escolar. Hay una referencia a la repetición que será “excepcional” al precisar que, tras haber aplicado las medidas ordinarias “suficientes”, “adecuadas” y “personalizadas” para atender el desfase curricular o las dificultades de aprendizaje del alumnado, el equipo docente puede decidir la permanencia un año más en el mismo curso al considerar que es la medida “más adecuada” para favorecer su desarrollo. Eso sí, los profesores deberán elaborar un informe sobre un plan específico de refuerzo. 

En Secundaria, la instrucción apunta que la evaluación del alumnado será “continua, formativa e integradora”, que pasa por la consecución de los objetivos establecidos para la etapa y el desarrollo de las competencias marcadas. Asimismo, obtendrán el título de Secundaria el alumnado que haya alcanzado una valoración suficiente en las competencias evaluadas. Desaparece el punto de que si no hubiera consenso, la decisión de titulación se adopte por mayoría de dos tercios de los profesores que imparten clase al alumno. 

El alumnado que promocione sin haber superado todas las materias o ámbitos seguirán los planes de recuperación que establezca el equipo docente, quien revisará periódicamente su aplicación personalizada en diferentes momentos del curso académico y, en todo caso, al finalizar el mismo. Este alumnado deberá superar las evaluaciones correspondientes a estos planes, de acuerdo con lo dispuesto en las programaciones didácticas de cada materia. Esta circunstancia será tenida en cuenta a los efectos de promoción y titulación. 

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