El cambio de hora en otoño está vinculado a una reducción de ciertas afecciones de salud

Los eventos de salud analizados fueron ansiedad, enfermedad cardiovascular aguda mayor, depresión, trastorno alimentario, traumatismo de tránsito, autolesión o trastorno del sueño, así como una condición psiquiátrica en urgencias

26 dic 2025 - 07:10
Archivo - Imagen de recurso de una persona que cambia las manecillas de un reloj. - Jesús Hellín - Europa Press - Archivo
Archivo - Imagen de recurso de una persona que cambia las manecillas de un reloj. - Jesús Hellín - Europa Press - Archivo

La semana posterior al cambio de hora de otoño se asocia con una reducción en la demanda de servicios de salud para trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares, ansiedad, depresión y condiciones psiquiátricas en Inglaterra, según un estudio de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en 'The BMJ'.

Pese a ello, el estudio resalta que hay poca evidencia de que el cambio de hora de primavera tenga algún efecto a corto plazo sobre el número de problemas de salud, según los investigadores.

El horario de verano se introdujo durante la Primera Guerra Mundial y consiste en adelantar los relojes una hora en primavera y atrasarlos una hora en otoño. Está vigente en unos 70 países y afecta a una cuarta parte de la población mundial. Sin embargo, algunos estudios han sugerido que los cambios de hora, en particular el de primavera, tienen un efecto perjudicial sobre la salud, lo que ha llevado a pedir su abolición.

Para obtener una imagen más clara, los investigadores se propusieron explorar los efectos a corto plazo (agudos) de los cambios de horario en la salud mental y física de las personas en Inglaterra. Sus hallazgos se basan en registros de atención primaria y secundaria vinculados de 683.809 personas, con al menos uno de ocho eventos de salud, en las semanas cercanas a los cambios de hora de primavera u otoño entre 2008 y 2019.

Los eventos de salud analizados fueron ansiedad, enfermedad cardiovascular aguda mayor, depresión, trastorno alimentario, traumatismo de tránsito, autolesión o trastorno del sueño, así como una condición psiquiátrica en urgencias. Se comparó el número diario medio de eventos en la primera semana tras el cambio de hora con un período de control.

En la semana posterior al cambio de hora de otoño, cinco afecciones de salud registraron menos eventos: ansiedad (reducción del 3%), enfermedad cardiovascular aguda (−2%), depresión (−4%), afecciones psiquiátricas (−6%) y trastornos del sueño (−8%). Se encontraron pocas pruebas de reducciones en trastornos alimentarios, accidentes de tráfico o autolesiones, así como de cambios tras el cambio de hora de primavera.

Este es un estudio observacional, por lo que no se pueden establecer conclusiones firmes de causa y efecto. Además, los autores señalan que los registros de salud solo recogen los eventos por los que se busca atención médica, que no siempre coinciden con el inicio real de los síntomas.

No obstante, los resultados se basan en 12 años de datos ampliamente representativos de atención primaria y hospitalaria, ofreciendo una visión más completa del impacto de los cambios horarios en la demanda de servicios de salud. Por ello, los autores sugieren que el sueño adicional en otoño y el aumento de la exposición a la luz solar matutina podrían ser beneficiosos para la salud.

"Nuestro estudio contribuye al debate actual sobre la política de cambio de hora en Inglaterra", concluyen los investigadores, quienes apuntan a que futuras investigaciones deberían analizar los mecanismos subyacentes a la reducción de eventos de salud tras el cambio de hora de otoño.

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