19-O, Día Contra el Cáncer de Mama
Según las previsiones de la Sociedad Española de Oncología Médica para 2024, el cáncer de mama sigue siendo el segundo tipo de cáncer más frecuente de España, después del cáncer colorrectal. Es, además, el primero entre las mujeres.
Se calcula que a lo largo de 2024 se diagnósticarán cerca de 36.400 casos de cáncer de mama. Y aunque su supervivencia ha mejorado de forma notable, sigue siendo responsable de casi 7.000 fallecimientos al año en nuestro país. Una realidad dolorosa a la que no podemos dar la espalda el 19 de octubre, Día Mundial contra el Cáncer de Mama.
Cáncer de mama: cuáles son los factores de riesgo
Hay diversos factores que influyen en el desarrollo del cáncer de mama. Entre ellos algunos pueden modificarse y otros no.
Factores no modificables
Los factores de riesgo para desarrollar cáncer de mama que no es posible modificar son:
- Sexo femenino:este es un tipo de cáncer que, aunque posible en varones, es 100 veces más frecuente en mujeres.
- Edad: a mayor edad, mayor riesgo.
- Antecedentes personales: el mero hecho de haber sufrido un primer cáncer en una mama eleva el riesgo de desarrollarlo en la otra.
- Antecedentes familiares, especialmente se hablamos de una familiar de primer grado (madre o hermana). El riesgo se duplica si hay una familiar afectada y se triplica si son dos.
- Pubertad precoz o menopausia tardía. Suponen una mayor exposición a los estrógenos, ligados a numerosos casos de de cáncer de mama.
- No haber tenido hijos biológicos eleva ligeramente el riesgo. Y si se tienen, el darles el pecho contribuye a reducirlo, aunque esto sucede sobre todo en caso de lactancias prolongadas (durante un año o más).
- Otras circunstancias que se han relacionado con el aumento de riesgo son la densidad elevada de la mama (a mayor cantidad de tejido glandular y fibroso y menor cantidad de grasa, mayor densidad de la mama), la densidad ósea elevada y el haber recibido en el pasado radioterapia en la zona por otras razones.
Factores que sí es posible modificar
Otros factores de riesgo sí son modificables, al menos parcialmente:
- Consumo de alcohol: su correlación con el desarrollo de cáncer de mama está más que comprobada, incluso en cantidades bajas.
- Tabaco: su asociación con el cáncer de mama no es tan fuerte como con el alcohol, pero fumar aumenta el riesgo, especialmente en mujeres que comenzaron a hacerlo en la adolescencia. El riesgo vinculado al tabaco, además, parece ser mayor en mujeres con historial familiar de cáncer.
- Sobrepeso y obesidad: su relación con el cáncer de mama es más compleja de lo que se defendía hace años, pero sí se puede afirmar con certeza que constituyen factores de riesgo tras la menopausia.
- Falta de actividad física. Hay evidencia consistente de que la actividad física actúa como un factor protector contra el desarrollo de cáncer de mama, muy especialmente tras la menopausia.
¿Existe el cáncer de mama hereditario?
Sí. Más allá de la predisposición familiar antes mencionada, en un porcentaje nada desdeñable (entre el 5 y el 10% de los casos), la responsable del cáncer de mama es una mutación específica en los genes BRCA1 o BRCA2 que se transmite de forma hereditaria.
¿Tomar la píldora aumenta el riesgo de cáncer de mama?
Por lo que se refiere a la anticoncepción hormonal, el uso de medicación combinada (mezcla de estrógenos y progestágenos) se ha relacionado con un ligero riesgo, si bien esta asociación desaparece entre dos y cinco años después de dejar de usarla.
¿La terapia hormonal sustitutiva aumenta el riesgo de cáncer de mama?
Mucho se ha escrito sobre la posible relación entre la terapia hormonal sustitutiva, indicada para el manejo de los síntomas de la menopausia y postmenopausia, y su relación con el cáncer de mama. Lo que hoy sabemos es que el uso de terapía combinada (estrógenos y progestágenos) se asocia con un cierto incremento del riesgo cuando el tratamiento se prolonga más allá de los tres o cuatro años. Por eso la terapia hormonal sustitutiva debe reservarse para los casos en que la intensidad de los síntomas asociados a la menopausia afecten a la calidad de vida y con una duración limitada, si es posible a un año como máximo.
Este aumento del riesgo, sin embargo, no se produce cuando se usan solo estrógenos por vía vaginal, transdérmica u oral.
Detección precoz es vital
La detección precoz es una herramienta fundamental ante el cáncer de mama.
Cuáles son los signos de alarma del cáncer de mama
Consulta directamente con tu médico si notas alguno de los siguientes signos de alarma:
- Un bulto en la mama o axila.
- Una de las mamas cambia de forma o tamaño.
- El pezón se retrae o excreta sangre u otro líquido.
- La piel de la mama aparece alterada o repentinamente adquiere un aspecto extraño.
Mamografías, en su justo valor
Una de las herramientas usadas para aumentar el diagnóstico precoz del cáncer de mama son los programas de cribado, pruebas que se hacen a un grupo de población sana para detectar la enfermedad antes de que se haya manifestado. Un buen ejemplo de ello son los programas de cribado mediante mamografía.
Hoy día se recomienda realizar mamografías cada dos años a las mujeres entre 50 y 69 años, teniendo en cuenta el equilibrio entre pros y contras, como sucede con otras pruebas de cribado. En el caso concreto de la mamografía:
- La propia prueba supone una dosis de radiación.
- Los falsos positivos, probables en mujeres antes de la edad recomendada, generan ansiedad y obligan a someterse a pruebas innecesarias y con efectos adversos.
- Se detectan pequeñas lesiones que nunca se hubieran manifestado de no haberse hecho la prueba pero que dan lugar a tratamientos con un alto coste físico y emocional.
Importante: estas salvedades sobre los programas de cribado son de aplicación en el caso de mujeres sin especiales factores de riesgo. Las mujeres en situación de riesgo por sus antecedentes (personales o familiares) necesitarán un seguimiento específico, que irá más allá de lo recomendado para la población general.
Impacto psicológico del cáncer de mama
Afrontar el diagnóstico de cáncer puede resultar muy duro y difícil: escuchar esta palabra nos suele situar en el peor escenario posible. Sin embargo, los índices de supervivencia del cáncer de mama han aumentado en las últimas décadas. Un dato magnífico, desde luego.
Cifras al margen, convivir con el diagnóstico de cáncer de mama suele suponer un reto importante para la mujer y todo su entorno, pues de una forma u otra incide sobre el bienestar de todos y a todos obliga a adaptarse a esta nueva realidad.
Al abordar el impacto psicológico y emocional que puede conllevar este diagnóstico, a menudo se insta a un afrontamiento en positivo, desde la lucha, la entereza y la fortaleza de la mujer, pero no olvides que esto no tiene porqué ser así. Lo importante es afrontarlo a tu manera, contando con el apoyo familiar, social y profesional adecuado.
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