Así, el caso del mundo rural, los tres colectivos aseguran que la despoblación ha motivado la existencia de flujos migratorios. Eso ha supuesto la existencia en el ámbito rural de gran cantidad de viviendas desocupadas de modo permanente, destinándose a segunda residencia de fin de semana o verano. “Pensamos que son viviendas que no tienen mercado o este es muy escaso, al encontrarse en pequeños núcleos poblacionales que disponen de pocos servicios y oportunidades.
En cuanto a la vivienda desocupada en las ciudades y pueblos de mayor tamaño, estos colectivos también hablan de flujos migratorios importantes en busca de nuevas oportunidades. “La falta de población joven, que son los principales demandante de vivienda, hace que haya mucha vivienda vacía. Esta población se mueve siguiendo el desarrollo económico, cuestión que en nuestra ciudad está en franca recesión”, argumentan.
Ante esto, CEOE y Aprinza consideran que esta medida va a contribuir al empeoramiento del sector inmobiliario, uno de los sectores principales en nuestra economía, generador de valor añadido y empleo durante mucho tiempo, “lastrando la recuperación económica”. Mientras que la Cámara de la Propiedad Urbana asegura que el mercado de alquiler en nuestra ciudad es “claramente deficiente”, con una oferta duramente afectada por la morosidad, que se retrae ante la escasez de demanda con capacidad de contraprestación económica”.
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