Clausurado tras otro éxito el XIII Campamento de la Delegación Diocesana de Enseñanza

Cerca  de dos centenares de niños entre 7 y 13 años junto a una treintena de monitores clausuraban en las últimas horas el XIII Campamento promovido por la Delegación Diocesana de Enseñanza. Una vez más, los alumnos de religión de la provincia han tenido la oportunidad de disfrutar de una extraordinaria propuesta lúdica en el espectacular marco que Cáritas ofrece en el Lago de Sanabria.

 Clausurado tras otro éxito el XIII Campamento de la Delegación Diocesana de Enseñanza
Clausurado tras otro éxito el XIII Campamento de la Delegación Diocesana de Enseñanza

Emoción, diversión, amistad y alegría han sido las claves de estos diez días de intensa convivencia en los que las tareas y juegos han marcado el ritmo del campamento. Ni el granizo, ni la lluvia han sido impedimentos para que todo funcionara según los planes previstos. 

Desde el momento en el que los niños pisaron el recinto y se instalaron en sus tiendas, empezó el tiempo de conocerse y hacer nuevas amistades mediante juegos de presentación, canciones y entretenidos ratos de charla. 

La cercanía del lago ha permitido pasar buenos ratos con los pequeños, disfrutando una vez más de la naturaleza y de lo que esta ofrece. También hubo oportunidad para que las familias, el pasado 9 de julio, se acercaran a celebrar un día de convivencia junto al resto de los integrantes de la actividad. Niños y mayores disfrutaron del reencuentro y la jornada se terminó con una Eucaristía en la que participaron más de trescientas personas.

Como todo buen campamento también hubo tiempo para los talleres en los que los niños dejaron volar la imaginación y permitieron que esa parte más creativa que todos llevan dentro pudiera salir al exterior, demostrándose a ellos mismos lo que son capaces de hacer: flores, camisetas, marca páginas, piruletas, cariocas… 

El esfuerzo se vio reflejado en las marchas por el entorno del Lago, allí fue donde los chicos se dejaron la piel para alcanzar la meta y disfrutar de la naturaleza en estado puro. Esas experiencias permitieron hacer piña y construir un clima de hermandad que seguramente no olvidarán nunca. De manera especial hay que señalar la expedición de los mayores que durmieron a la intemperie, así como la de los pequeños que ocuparon las antiguas escuelas de Vigo donde además celebraron una fiesta por todo lo alto. También se realizó una visita a la Casa del Parque, donde todos los integrantes del campamento pudieron conocer la historia de Sanabria.

 

Las veladas nocturnas, llenas de canciones, espectáculos y diversión, permitieron disfrutar de la noche y dibujar una sonrisa en el rostro de estos chavales animados por monitores con mucha experiencia y con verdadera vocación educativa. 

En definitiva, toda una experiencia satisfactoria para los alumnos que durante el curso han asistido a clase de religión y que en verano reciben el merecido premio a su esfuerzo con una actividad cargada de emociones y mucha diversión. El Campamento Diocesano ha sido otra vez esa oportunidad para que el tiempo libre se haya convertido en  una maravillosa oportunidad para que los niños y adolescentes de nuestra provincia sigan creciendo en experiencias y humanidad.

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