Cómo se pierde con el tiempo inmunidad natural por la variante COVID

Los altos niveles de inmunidad contribuyen en gran medida a los menores niveles de gravedad observados en la infección causada por las subvariantes emergentes de ómicron

0 Comentarios

Un instante del cribado masivo a jóvenes celebrado en Zamora. Archivo
Un instante del cribado masivo a jóvenes celebrado en Zamora. Archivo

El riesgo de hospitalización o muerte de una persona previamente infectada por COVID-19 es un 88% menor durante al menos 10 meses que el de quienes no lo habían estado, según una revisión sistemática y un metaanálisis publicados en la revista 'The Lancet'.

El análisis también sugiere que el nivel y la duración de la protección contra la reinfección, la enfermedad sintomática y la enfermedad grave están al menos a la par con la que proporcionan dos dosis de las vacunas de ARNm (Moderna, Pfizer-BioNtech) para las variantes ancestral, Alfa, Delta y Ómicron BA.1. El estudio no incluyó datos sobre la infección por Omicron XBB y sus sublinajes.

"La vacunación es la forma más segura de adquirir inmunidad, mientras que la adquisición de inmunidad natural debe sopesarse frente a los riesgos de enfermedad grave y muerte asociados a la infección inicial", afirma el autor principal, el doctor Stephen Lim, del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos).

Según explica la doctora Caroline Stein, coautora del IHME, "las vacunas siguen siendo importantes para todos con el fin de proteger a las poblaciones de alto riesgo, como los mayores de 60 años y las personas con comorbilidades".

"Esto incluye también a las poblaciones que no se han infectado previamente y a los grupos no vacunados, así como a los que se infectaron o recibieron su última dosis de vacuna hace más de seis meses --asegura--. Los responsables de la toma de decisiones deben tener en cuenta tanto la inmunidad natural como el estado de vacunación para obtener una imagen completa del perfil de inmunidad de un individuo".

Desde enero de 2021, varios estudios y revisiones han informado sobre la eficacia de la infección pasada por COVID-19 para reducir el riesgo de reinfección y cómo la inmunidad disminuye con el tiempo. Pero ninguno ha evaluado exhaustivamente cuánto durará la protección después de la infección natural y cuán duradera será esa protección contra diferentes variantes.

Para aportar más pruebas, los investigadores llevaron a cabo una revisión y un metaanálisis de todos los estudios previos que comparaban la reducción del riesgo de COVID-19 entre individuos no vacunados contra una reinfección de SARS-CoV-2 con individuos no vacunados sin una infección previa hasta septiembre de 2022.

Incluyó 65 estudios de 19 países y evalúa la eficacia de la infección previa según el resultado (infección, enfermedad sintomática y enfermedad grave), la variante y el tiempo transcurrido desde la infección. Se excluyeron de los análisis los estudios que examinaban la inmunidad natural en combinación con la vacunación, es decir, la inmunidad híbrida.

El análisis de los datos de 21 estudios que informaban sobre el tiempo transcurrido desde la infección por una variante pre-Omicron estimó que la protección frente a la reinfección por una variante pre-Omicron era de aproximadamente el 85% al mes, y que descendía a aproximadamente el 79% a los 10 meses. La protección frente a la reinfección por la variante Ómicron BA.1 era menor (74% al mes) y disminuía más rápidamente hasta el 36% a los 10 meses.

No obstante, el análisis de cinco estudios que informaban sobre la enfermedad grave (hospitalización y muerte) reveló que la protección seguía siendo universalmente alta durante 10 meses: 90% para ancestral, Alfa y Delta, y 88% para Ómicron BA.1.

Seis estudios que evaluaron específicamente la protección contra los sub linajes Ómicron (BA.2 y BA.4/BA.5) sugirieron una protección significativamente reducida cuando la infección previa era la variante pre-Ómicron. Pero cuando la infección previa era Ómicron, la protección se mantenía a un nivel más alto.

"La inmunidad cruzada más débil con la variante Ómicron y sus sub linajes refleja las mutaciones que presentan y que hacen que escapen a la inmunidad acumulada más fácilmente que otras variantes", afirma el coautor del IHME, el doctor Hasan Nassereldine.

"Los limitados datos que tenemos sobre la protección de la inmunidad natural de la variante ómicron y sus sub linajes subrayan la importancia de una evaluación continua, sobre todo porque se estima que han infectado al 46% de la población mundial entre noviembre de 2021 y junio de 2022 --subraya--. También se necesita más investigación para evaluar la inmunidad natural de las variantes emergentes y examinar la protección proporcionada por las combinaciones de vacunación e infección natural".

Los investigadores señalan algunas limitaciones de su estudio, advirtiendo que el número de estudios que examinaban la variante Ómicron BA.1 y sus sub linajes y el número procedente de África era, en general, limitado. Además, sólo se disponía de datos limitados más allá de los 10 meses posteriores a la infección inicial. También señalan que algunos datos, como el estado de infección anterior y los ingresos hospitalarios, se midieron de forma diferente o incompleta, y podrían sesgar la estimación de la protección.

En un comentario vinculado, la profesora Cheryl Cohen, del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica, que no participó en el estudio, afirma que "los niveles elevados y sostenidos de protección conferidos por la infección previa contra la enfermedad grave tienen importantes implicaciones para la política de vacunación COVID-19".

En septiembre de 2021, la seroprevalencia mundial del SARS-CoV-2 se estimaba en un 59%, con variaciones sustanciales en la proporción de inmunidad inducida por la infección o la vacunación en distintos entornos. La seroprevalencia en África se estimaba en un 87% en diciembre de 2021, en gran parte como resultado de la infección.

Los altos niveles de inmunidad contribuyen en gran medida a los menores niveles de gravedad observados en la infección causada por las subvariantes emergentes de ómicron. "A medida que la epidemiología del SRAS-CoV-2 se desplaza hacia patrones de circulación más estables en el contexto de altos niveles de inmunidad, se necesitan estudios de la carga y el coste de la infección por SRAS-CoV-2 y de los grupos de riesgo de enfermedad grave para orientar una política de vacunación racional y decisiones en torno a la priorización en relación con otras enfermedades prevenibles mediante vacunación", concluye.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído